Dormir poco hace que se coma más y peor
La reducción de horas de sueño supone un factor de riesgo para la obesidad, una patología que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a uno de cada cuatro españoles en edad adulta. Al parecer, dormir poco hace que se coma más y peor. Resulta más complicado resistirse a la tentación de picar una chocolatina o una bolsa de patatas fritas durante la jornada. Con el tiempo, este hábito hará que ganemos unos cuantos kilos de más.
Hasta ahora se sabía que la privación de descanso nocturno afectaba al metabolismo y a las hormonas, pero no hubo nunca un estudio que explicase por qué se come más cuando no dormimos lo suficiente. Una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Chicago desvela como la privación del descanso adecuado aumenta los niveles en sangre de una señal química que incrementa a su vez la sensación de placer que nos origina la alimentación. Lo peor de todo es que se acaba potenciando el consumo de productos ricos en azúcar, sal o grasas.
Para conseguir estos resultados analizaron a 34 jóvenes de en torno a los 20 años. Durante cuatro días les hicieron dormir de media unas 7,5 horas, mientras que en una segunda tanda las horas de descanso se reducían a 4,2. En las dos situaciones seguían la misma dieta y comían tres veces al día a la misma hora, controlándoles la leptina, que se ocupa de la sensación de saciedad, y los niveles de grelina, una hormona que dispara el apetito. En anteriores estudios ya se habían analizado estas dos hormonas y se comprobó que cuando tenían unos niveles alterados estaban vinculadas a un incremento del apetito y a la falta de descanso nocturno.
Lo más novedoso de esta investigación es que por primera vez se controlaron las tasas de endocannabinoides, que son las moléculas que sintetiza el cerebro de forma natural y que se ocupan de activar el sistema de recompensas del cerebro. De alguna manera comprobaron que la restricción de horas de sueño aumentaba el placer por la comida.
En sus estudios comprobaron que las personas que dormían menos horas por la noche experimentaban una mayor sensación de hambre sobre todo a la hora de la merienda. A los voluntarios que participaban en este trabajo se les ofrecía un snack un par de horas después de una comida abundante. Los que habían descansado mal no se podían resistir a pica unas patatas fritas de bolsa, unas galletas o barritas de chocolate. Se comprobó que incluso llegaban a ingerir el doble de calorías en comparación con las jornadas en las que descansaban casi ocho horas.
Reacción ante una chocolatina
Entre las conclusiones a las que se llegó se encuentra que las personas que habían dormido lo suficiente y se les ofrecía una chocolatina podían controlar su respuesta natural, todo lo contrario de lo que le ocurría a los que habían descansado poco. Los autores de este trabajo consideran que pese a tratarse de un estudio pequeño, los resultados obtenidos son bastante concluyentes.
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