Por qué dormir en exceso nos cansa tanto
Las obligaciones laborales, domésticas y familiares nos impiden en muchas ocasiones dormir las suficientes horas para reponer fuerzas después de una larga jornada. Lo adecuado sería descansar entre siete y ocho horas. Más de uno habrá comprobado como durante la semana y a medida que se acerca el sábado el cuerpo va acumulando mucho más cansancio. La mayoría suele aprovechar el fin de semana para recuperar el sueño perdido. Ese déficit no se puede recuperar en un solo día. Cuando aprovechamos para dormir lo máximo posible es posible que se produzca lo que se conoce como ‘embriaguez de sueño’. A continuación te explicamos por qué dormir en exceso nos cansa tanto.
Suelen sufrirlo sobre todo los estudiantes y trabajadores que se ven obligados a madrugar mucho por las mañanas y que además se acuestan tarde. Aprovechan las jornadas libres, que suelen ser los fines de semana para permanecer más tiempo en la cama. Sin embargo, cuando dormimos más horas de las adecuadas es posible acabar con dolor de cabeza, molestias en los músculos, pesadez y ojos enrojecidos. Algunos incluso lo llegan a comparar con los síntomas que se producen después de una noche de excesos con el alcohol.
La mayoría de personas relegan el descanso a un segundo plano, por lo que llega el momento en que se acostumbran a dormir pocas horas. Al final se acaba incurriendo en unos hábitos inadecuados que pueden resultar perjudiciales para la salud.
Pasarse un día entero en la cama dando vueltas de un lado para otro quizás no sea la mejor solución para reponerse de ese déficit de sueño que llevamos acumulado durante días. Lo adecuado sería levantarse a diario a la misma hora, incluso cuando no tengamos que acudir al puesto de trabajo.
Es preciso que el organismo identifique una rutina y unos hábitos. De esa forma vinculará ciertas horas con el sueño. Se podrá aprovechar así con más eficacia las horas de descanso, ya que las asumirá el cuerpo como tal y además resultará más sencillo levantarse. Llegado el momento incluso podremos evitar el uso del despertador porque el organismo tendrá asimilados ya esos horarios para despertarse de forma natural.
Por eso suele ocurrir con mucha frecuencia que el sábado y el domingo aprovechemos para dormir más horas, alterando al organismo y modificando los ciclos habituales. Al contrario de lo que se piensa, no conseguiremos descansar correctamente aunque nos decantemos más por la cantidad de horas que por la calidad.
Los cambios de los ritmos circadianos pueden llegar a originar irritabilidad y somnolencia, además de provocar patologías como la depresión o distintas infecciones.
En todo este proceso no afecta para nada la siesta, que puede ser una buena opción para completar el descanso, siempre que sea corta y no se prologue más allá de la media hora. Si alcanza las dos horas es posible que por la noche nos costase mucho más conciliar el sueño.
Por lo tanto y a modo de conclusión, los atracones de sueño no son convenientes para la salud.
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