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Cáncer de tiroides: todo lo que debes saber, tipos, síntomas y tratamientos

Si bien no está entre los tipos de cáncer más frecuentes, el cáncer de tiroides es uno de los tantos que merece el conocimiento y la atención de todo el mundo, considerando su alta tasa de mortalidad, y lo difícil que resulta controlarlo una vez que se extiende en esta zona, tan sensible.

Como probablemente sabrás, la glándula tiroides se encarga de la producción de hormonas que ayudan a regular el metabolismo además de participar en otros procesos del cuerpo, entre ellos la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal.

Por definición el cáncer se origina cuando las células comienzan a reproducirse descontroladamente, y el cáncer de tiroides no es la excepción a la regla,

Ahora bien, en su caso es importante destacar que esta glándula está compuesta por dos tipos de células principales, las foliculares y las células C, o células parafoliculares, más allá de otras presentes en una menor proporción, y que en este caso en concreto no nos interesan.

Volviendo a ellas, cada tipo de célula principal genera un tipo de cáncer diferente, y éste no es un detalle que deba tomarse a la ligera, porque tendrá una influencia absoluta sobre la gravedad del diagnóstico y el tratamiento que se tiene que afrontar, a fin de deshacerse de la enfermedad.

Advirtiendo asimismo que algunos crecimientos o tumores en esta región pueden ser benignos o no cancerosos -de hecho la mayoría lo son-, luego el problema es que, por ubicación, los cancerosos llegan rápidamente a otras partes del cuerpo, por lo que el control y el chequeo es fundamental.

¿Cómo saber si tienes cáncer de tiroides?

El mejor modo de hacerlo es palpando la zona, buscando cambios en el tamaño o en la forma de la tiroides, los cuales pueden descubrirse a menudo por parte del paciente, aunque para tener la certeza definitiva, siempre es mejor recurrir al profesional.

Las glándulas de mayores dimensiones a las normales suelen denominarse bocios, y hay bocios “difusos”, aquellos que presentan un agrandamiento general, y bocios nodulares, en los que claramente pueden distinguirse nódulos que representan el riesgo mayor para la salud.

Cerca de un 10% de los nódulos tiroideos son cancerosos, mientras que en otros casos, benignos, al producir demasiada hormona tiroidea, su consecuencia es la aparición de hipertiroidismo.

Tipos

Por último, los cánceres de tiroides se clasifican en diferenciados, medulares y anaplásicos, contemplándose casi todos ellos dentro del primer grupo, con nacimiento en las células foliculares.