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Calcio y vitamina D, importantes a cualquier edad

El calcio y la vitamina D son dos nutrientes importantes para mantener una buena salud. Desempeñan un papel clave en la prevención y el tratamiento de diferentes afecciones clínicas. Resultan esenciales para alcanzar un pico de masa ósea adecuada en la infancia y minimizar su pérdida relacionada con la edad, reduciendo el riesgo de osteoporosis y fracturas especialmente en las mujeres; también para lograr una buena salud dental, para la coagulación de la sangre y el funcionamiento de los músculos. La vitamina D es una de las 13 vitaminas esenciales para nuestro organismo y es importante para la absorción intestinal de calcio; aparte de su efecto esquelético evitando el raquitismo y un insuficiente crecimiento, la vitamina D se asocia de forma más o menos consistente con la reducción del riesgo de cáncer, enfermedades autoinmunes, infecciosas y cardiovasculares.

Las necesidades de calcio para cada grupo de edad dependen de los requerimientos fisiológicos variables con el desarrollo. La leche humana es la fuente óptima de calcio en los primeros meses de vida. Las recomendaciones para la ingesta diaria de calcio son de 700 mg entre 1 y 3 años, de 1000 mg hasta los 8 años y 1300 mg hasta el final de la pubertad. Aportes superiores a 1300 mg no suponen ningún beneficio para la salud. Recordemos en un vaso de leche puede aportar unos 300 mg de este mineral (Tabla).

Para la vitamina D, las directrices más recientes establecen unas necesidades diarias de 400 UI/día en el niño menor de 1 año y de 600 UI/día a partir de esa edad. En el lactante menor de un año la suplementación farmacológica o el uso de fórmulas infantiles suficientemente enriquecidas son las mejores estrategias para asegurar su aporte adecuado. La sobredosificación tiene efectos indeseables y debe prevenirse.

Tanto la vitamina D como el calcio pueden obtenerse directamente de la dieta y mediante suplementación. El calcio de origen dietético se encuentra fácilmente disponible en nuestro medio, hallándose sobre todo en la leche y derivados, pescado, cereales, frutos secos y algunas verduras (espinacas, brócoli). La mayoría de la vitamina D se sintetiza en nuestro cuerpo después de la exposición a la luz solar, pero esta a veces se ve disminuida por razones culturales y por la creciente preocupación sobre el cáncer de piel. Fuentes naturales de vitamina D son los pescados azules (sardinas, salmón), la yema de huevo y algunos hongos; además mayoría de las leches que consumimos están enriquecidas con ella.

Salvo en los primeros meses de vida en los que se suele recomendar el uso de vitamina D en gotas, el consumo diario de 2 o 3 raciones de leche (unos 300 mg por ración) y derivados dentro de una dieta variada aseguran un aporte correcto de ambos micronutrientes. En situaciones especiales que puedan entrañar el riesgo de situaciones deficitarias el médico o un especialista en nutrición pueden orientar el refuerzo con algunos alimentos o prescribir el uso de preparados de farmacia ajustados a cada situación.

¿Qué debemos recordar?

– Nuestro organismo no sintetiza calcio.
– El calcio es indispensable para numerosas funciones corporales.
– La adquisición de un pico de masa ósea adecuada en la infancia disminuye el riesgo de osteoporosis en la edad adulta.
– La vitamina D es necesaria para absorber el calcio en el intestino.
– La falta de calcio y vitamina D ocasiona problemas de salud.
– Una dieta suficiente y variada cubre las necesidades de ambos nutrientes, aunque en algunos casos puede ser necesario el uso de suplementos.

Recomendaciones sobre el consumo de lácteos según la edad y estado fisiológico:

Primera infancia (2-6 años): 2 raciones
Escolares (6-10 años): 2-3 raciones
Adolescentes (10-18 años): 3-4 raciones
Adultos: 2-3 raciones
Mayores de 60 años: 2-4 raciones
Embarazada: 3-4 raciones
Lactancia: 3-4 raciones

Ración de leche: 200-250 ml (una taza); Ración de yogur: 125 gr; Ración de queso maduro: 40-50 gramos y Ración de queso fresco: 125 gr.

Dr. Venancio Martínez Suárez
Pediatra