Ángel Gil: «La vacunación debe ser un acto solidario, individual, del que se beneficie toda la población»
"En el caso concreto de tuberculosis tenemos grupos en España que están liderando esas investigaciones en la búsqueda de una vacuna"
"Tener un sistema inmunitario en buenas condiciones mejora nuestra respuesta frente a las enfermedades infecciosas"
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Las vacunas se utilizan para reforzar el sistema inmunitario y prevenir el riesgo de infección y la gravedad de infecciones, incluyendo aquellas que causan enfermedades graves y potencialmente mortales. Enseñan al cuerpo a cómo defenderse cuando microorganismos, como virus o bacterias, lo invaden. Ese sería en líneas generales la inducción de la entrevista que desde OKSALUD realizamos al profesor, Ángel Gil de Miguel, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en vacunas. Así, nos explicará, entre otras cosas, que es bueno tener en cuenta que en materia de salud publica en general, y en vacunas en particular, que siempre «debe de primar el beneficio de la colectividad», y que debemos anteponerlo «al interés individual».
Pregunta. – Las vacunas han cambiado el mundo, lo hemos visto con la pandemia covid, a pesar de algunos censores. ¿No es así?
R.-Desde la aparición de la primera vacuna a finales del siglo XVIII, siempre hemos tenido gente a favor y en contra, pero es obvio que los beneficios obtenidos a lo largo de la historia, gracias a las vacunas, son indiscutibles. También es bueno tener en cuenta que en materia de salud publica en general, y en vacunas en particular, siempre debe de primar el beneficio de la colectividad, tiene que estar por encima del individual, y esto es aplicable a la vacunación, es obvio que es la mejor estrategia para evitar las formas graves y las muertes por enfermedades inmuprevenibles (prevenibles mediante vacunas) y que gracias a ellas hemos dejado de ver enfermedades como la viruela o la poliomielitis, y tenemos eliminadas o casi eliminadas enfermedades como el sarampión o la rubeola, y por supuesto en situación de control de otras muchas. La vacunación, por tanto, debe ser un acto solidario, individual, del que se va a beneficiar toda la población.
P.-¿Podremos disponer a corto plazo de vacunas terapéuticas?
R.- Muy posiblemente sí, las nuevas plataformas o técnicas para la obtención de vacunas como las vacunas recombinantes o las vacunas mediante mRNA nos abren esa posibilidad y pronto tendremos nuevas formas de prevención frente a algunos tipos de cáncer.
P.- Afortunadamente, hemos pasado de una mortalidad predominante en muchas de las enfermedades infecciosas a otro tiempo en las que las hemos llevado a la cronicidad, ¿cierto?
R.-Ya lo he comentado, hemos pasado de enfermedades con una incidencia muy elevada y con complicaciones muy graves, a tener una incidencia controlada y reducir al máximo la morbi- mortalidad. Eso en cuanto a aquellas en las que hemos tenido disponibilidad de vacunas. Y en otras como VIH o Tuberculosis gracias a la investigación en nuevos tratamientos hemos conseguido pasar de enfermedades graves y mortales a enfermedades crónicas, y ojalá también podamos disponer de vacunas pronto, en el caso concreto de tuberculosis tenemos grupos en España que están liderando esas investigaciones en la búsqueda de una vacuna para la tuberculosis y merece la pena que tengan todo el respaldo necesario de la comunidad científica.
P.- Uno de los problemas de salud pública a los que la humanidad se enfrentará más pronto que tarde es a la resistencia a los antibióticos. Da la sensación de que conseguimos vencer o cronificar enfermedades infecciosas, pero, por otro lado, perdemos la carrera, ¿cómo lo ve usted?
R.- La resistencia a los antibióticos es cierto que es un problema mundial y que tenemos que incentivar a la industria farmacéutica para que investigue más en este campo. Ahora bien, cabe destacar un efecto indirecto de las vacunas sobre la resistencia antibiótica, y es que la prevención mediante vacunas para la enfermedad infecciosa que más muertes produce en nuestro medio, la neumonía neumocócica, además de reducir la incidencia, las hospitalizaciones y la mortalidad por esta enfermedad, además de esto, como digo, el hecho de tener menos enfermedad ha conseguido de forma indirecta que las resistencias antibióticas, que el microorganismo causante de esta enfermedad tenía, se hayan visto reducidas. A modo de ejemplo, las resistencias estaban casi en un 40% para las penicilinas sintéticas y en un 20% para los macrólidos, y desde que se implantaron las estrategias de vacunación, primero en niños y luego en adultos, estas cifras de resistencias se han reducido de forma significativa.
P.-Los principales estudios mundiales contra enfermedades se han centrado en mejorar nuestro sistema inmunitario, ¿ese es el camino acertado para erradicarlas?
No es el único camino, pero es un buen camino que hay que tener presente. Tener un sistema inmunitario en buenas condiciones mejora nuestra respuesta frente a las enfermedades infecciosas, pero el sistema inmunitario hay que ayudarle para que tenga y mantenga una buena inmunidad de memoria, y en eso las vacunas son una herramienta imprescindible.
P.- A partir de los 60 años nuestro sistema inmunológico se debilita y aparece el fenómeno llamado la inmunosenescencia, ¿en qué consiste exactamente?
R.- Al igual que el resto de nuestro organismo, con la edad vamos envejeciendo, y aparece la senectud o senescencia, y aparecen enfermedades degenerativas como la artrosis, por ejemplo, o las cataratas, enfermedades muy ligadas a la edad y al envejecimiento, y eso mismo le sucede al sistema inmunológico, y por eso se han producido avances importantes en vacunas buscando proteger a nuestros mayores de enfermedades que pueden ser graves o incluso mortales para ellos.
Recordemos que en los mismos, sobre todo durante el primer año de vida, les administramos varias vacunas y además varias dosis de algunas vacunas, y eso se debe a que nuestro sistema inmunológico no alcanza su madurez hasta los 18-24 meses de edad, por lo que tenemos que ayudar al sistema inmunológico de nuestros niños para que se defiendan de enfermedades que en ellos pueden ser muy graves. Pues bien, lo mismo sucede con nuestros mayores, la esperanza de vida ha aumentado en los últimos años, pero en las encuestas de salud todos los mayores de 80 años de edad tienen una percepción mala de su salud, o dicho de otra forma, manifiestan tener una mala calidad de vida, en gran parte porque con frecuencia tienen enfermedades infecciosas como neumonías, gripe y ahora COVID, que les reduce esa calidad de vida. Pues bien, estar protegido frente a estas enfermedades va a evitar las formas graves y, por lo tanto, el impacto sobre su calidad de vida va a ser menor.
P.- Para finalizar y en el contexto de Medicina Preventiva y Salud Pública, ¿cómo ve en la actualidad a nuestro sistema sanitario?
R.- Tenemos un buen sistema sanitario, de eso no hay duda, pero tenemos que cuidarlo como se merece y dotarle de todos los recursos y medios que necesita. Y en este sentido, y centrándome en la Medicina Preventiva y Salud Pública, un mensaje clave y muy importante es que la sostenibilidad del sistema sanitario debe pasar y pasa por una apuesta decida por la promoción y prevención de la salud, y de esa forma podremos garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario. Necesitamos, por tanto, una estructuración del sistema sanitario que dé respuesta a los problemas de salud reales de la población, debemos incluir a los pacientes en la toma de decisiones y debemos incorporar las nuevas tecnologías a nuestro alcance, sobre todo las centradas en la digitalización de la asistencia, y en esta reestructuración la medicina preventiva y la medicina familiar y comunitaria son esenciales.