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Las alucinaciones donde se ven “sombras” a nuestro lado, muestran un signo precoz de párkinson

En fases precoces, muchos pacientes con párkinson o demencia creen percibir que una persona pasa a su lado fugazmente

Las alucinaciones pueden ser una forma de predecir la evolución de la enfermedad

¿Qué es el parkinson?

Javier Pagonabarraga Mora, del Servicio de Neurología (Unidad de Trastornos del Movimiento) del Hospital de Sant Pau en Barcelona, ha presentado en el encuentro científico CNS Exeltis Day, celebrado en Madrid, su trabajo sobre alucinaciones “menores” en personas que padecen párkinson (o ‘enfermedad de Parkinson’-EP) y demencia por cuerpos de Lewy (una de las causas más frecuentes de demencia en la edad avanzada), dos condiciones que trata con frecuencia en su práctica clínica. En ambos casos, las personas tienen tendencia a desarrollar alucinaciones y delirios.

Como investigador (y como clínico, “porque resulta de gran ayuda a los pacientes que se les pueda explicar qué sucede”), este experto ha estudiado ese fenómeno como indicador de alteraciones en ciertas partes del cerebro. Existen tres categorías: alucinaciones menores (alucinaciones sobre “presencias” y de pasaje – sombras que pasan muy cerca del paciente, de atrás hacia delante-, e ilusiones ópticas; alucinaciones estructurales (visuales, como modalidad sensorial más frecuente y auditivas, táctiles, olfativas y gustativas). La tercera categoría “menos frecuente, y quizá por ello una población a la que se presta menos atención” la constituyen los delirios (delirios de robo, persecución, control; fenómenos de reduplicación -familiares, vivienda-.

Diversos estudios establecen una prevalencia acumulada del 60% para alucinaciones visuales estructuradas a lo largo de la evolución de la enfermedad de Parkinson. Además, estas manifestaciones son un predictor “robusto” de depósitos de cuerpos de Lewy. En la historia natural de la enfermedad se van haciendo más frecuentes, derivando en un 80% de pérdida de reconocimiento de la realidad a los tres años, “más allá del interés científico, son clave por su impacto en la calidad de vida”, ha apuntado.

En su periodo como residente, declara haberse sentido intrigado por la descripción de alucinaciones menores antes de la manifestación de alucinaciones visuales estructuradas. Son precoces, mucho más frecuentes que las estructuradas y similares entre pacientes. Las alucinaciones de pasaje (la sensación de que algo inespecífico -muchos los definen como sombras- pasa por el campo visual, de atrás hacia delante y en el espacio peripersonal, son las más frecuentes) revelan los primeros sustratos neurobiológicos que originan las alucinaciones en este trastorno.

Pagonabarraga ha estudiado el fenómeno con su equipo. En un tercio de los pacientes las alucinaciones eran previas a los síntomas del movimiento, y ofrecían indicios de ser marcador de formas más agresivas de la enfermedad.

Las áreas alteradas son muy similares a las de las alucinaciones estructuradas, y está por determinar qué mecanismos explican exactamente las diferencias. Los pacientes con alucinaciones menores presentan pérdida de volumen de sustancia gris. A medida que los van desarrollando alucinaciones menores, se ve un patrón progresivo de mayor degeneración, sobre todo de las regiones involucradas en el procesamiento visual perceptivo. Además, el hecho de tener alucinaciones menores se correlaciona con mayor deterioro cognitivo.

Los fenómenos sutiles pueden ayudar a saber qué ocurre en el cerebro. “Es una red consistente entre estudios”, apunta. El experto plantea que un conocimiento detallado de estos fenómenos puede ayudar en el diagnóstico precoz de las enfermedades neurodegenerativas, además de contribuir en la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas para los tratamientos del futuro.