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¿Es posible conciliar deporte y vida privada? consejos y claves para hacerlo posible

Si bien constantemente insistimos en lo importante que es la actividad física, ya no sólo para tener una relación armoniosa con nuestro cuerpo, sino también para llevarnos bien con nuestra mente, muchas veces perdemos de vista lo difícil que es organizarse dentro del ritmo de vida actual. Nos preguntamos, ¿es posible conciliar deporte y vida privada?

Es por eso que, cada vez más personas se preguntan cómo conciliar deporte y vida privada, y sucede que, aunque muy interesadas en mantener un ritmo de ejercicio físico constante, tienen serios problemas para hacerlo sin descuidar otros asuntos, igual o más trascendentes aún.

Lo que termina ocurriendo en la mayoría de estos casos es que, lamentablemente, se abandona el entrenamiento de modo definitivo, y si bien se consigue cubrir esas otras cuestiones, tarde o temprano se paga el sedentarismo con algún inconveniente de salud producto de éste.

Aprende a conciliar deporte y vida privada

Bien, si quieres lograr este objetivo, lo primero es que tengas absolutamente claro que no deberías quitarle horas al descanso del organismo, y que hay que dormir al menos seis horas diarias porque, si no lo hacemos, inevitablemente vamos a padecer desgano, cansancio o agotamiento.

Hecha esa aclaración, lo siguiente es evaluar cuáles son las obligaciones principales que hacen a la agenda, y que suelen estar relacionadas con el trabajo en primera instancia y con la familia en segunda, sobre todo cuando se debe velar por los intereses de hijos pequeños.

Ahora bien, planteado aquello, seguro tienes algunos ratos en la semana en los que puedes dedicarte a ti mismo, y eso dependerá del horario en el que entras al trabajo, si descansas un rato al mediodía, si trabajas también los fines de semana. Pero siempre, siempre, hay dos o tres huecos a la semana.

En base a ello, si trabajas lejos de casa y no tienes tiempo de regresar al mediodía, puedes buscar un gimnasio cerca del trabajo. Esto también aplica para ir a entrenar antes de la oficina y al salir de ella, porque entonces será como sumarle alguna que otra hora horario laboral, nada más.

Por supuesto, esto no quiere decir que debamos dejar la atención a la familia y los seres queridos en un segundo plano, sino que tal vez tengamos que “robarle” unos minutos a esa serie que tanto nos gusta, o resignar algún otro tipo de ocio menos provechoso a favor del bienestar físico.

Otra buena idea, por qué no, es incorporar a tu esposo, o a tus hijos, a alguna de esas actividades físicas, ya que eso les permitirá compartir tiempo, mientras se ponen en forma, multiplicando los beneficios para todos los integrantes del grupo familiar.