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Receta de caldo de pollo

Entre las recetas de fondos y caldos básicos en cocina, destacamos aquí la de caldo de pollo. Anota los pasos de este intenso caldo base.

Receta de caldo de pollo asado

Caldo de carne casero

Sopa de verduras y setas asadas

  • Francisco María
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El caldo de pollo es uno de los platos más emblemáticos y reconocidos de la cocina tradicional. Es un alimento reconfortante y versátil que se ha convertido en un clásico en la mayoría de las culturas alrededor del mundo. Además de su delicioso sabor, el caldo de pollo también tiene numerosos beneficios para la salud, lo que lo convierte en una opción ideal para agregar a nuestra dieta. En este artículo, exploraremos la historia y los beneficios de este plato tan popular.

La historia del caldo de pollo se remonta a siglos atrás. En la antigua Grecia, se creía que el caldo de pollo tenía propiedades curativas y se utilizaba para tratar diversas enfermedades. En la Edad Media, los médicos árabes también recomendaban el caldo de pollo para tratar enfermedades y promover la buena salud. Con el tiempo, este plato se fue adaptando y evolucionando en diferentes regiones del mundo, adoptando ingredientes y técnicas de cocción propias de cada cultura.

El caldo de pollo se elabora principalmente con carne de pollo, huesos, verduras y con hierbas aromáticas. La cocción lenta y prolongada permite que los sabores se mezclen y se intensifiquen, resultando en un caldo rico en sabor y nutrientes. Además del pollo, se pueden añadir otros ingredientes como cebolla, zanahorias, apio, puerros y especias como laurel, pimienta y tomillo, para realzar el sabor.

Uno de los principales beneficios del caldo de pollo es su capacidad para fortalecer el sistema inmunológico. Contiene minerales como el zinc y el calcio, que ayudan a fortalecer los huesos y los dientes, así como a prevenir resfriados y gripes. Además, el caldo de pollo contiene colágeno, una proteína que contribuye a mantener la salud de la piel, el cabello y las uñas.

Otro beneficio importante del caldo de pollo es su capacidad para aliviar la congestión nasal y las molestias de las vías respiratorias. El vapor que se desprende al tomarlo ayuda a despejar las vías respiratorias y aliviar los síntomas de resfriados y gripes. Además, el caldo de pollo es fácil de digerir y ayuda a aliviar la inflamación del tracto digestivo, por lo que también se recomienda en casos de enfermedades gastrointestinales.

Para comenzar, necesitarás los siguientes ingredientes:

Modo de preparación:

  1. El primer paso es limpiar y trocear el pollo. Puedes utilizar el pollo entero, o si lo prefieres, puedes usar solo muslos y pechugas. La clave está en utilizar partes con hueso, ya que estos le aportarán sabor y textura al caldo.
  2. Una vez limpio y troceado el pollo, lo colocamos en una olla grande y añadimos suficiente agua para cubrirlo. Llevamos a fuego medio-alto y dejamos que el agua hierva. Cuando comience a hervir, retiramos la espuma que se forma en la superficie con una espumadera. Este paso es importante para obtener un caldo limpio y claro.
  3. Mientras el pollo hierve, aprovechamos para preparar las verduras. Pelamos y cortamos las zanahorias en trozos grandes, picamos el apio en rodajas, cortamos la cebolla en cuartos, pelamos los dientes de ajo y cortamos el puerro en rodajas finas. Estas verduras son los aromáticos que le darán sabor al caldo.
  4. Una vez retirada la espuma del caldo, añadimos las verduras y la hoja de laurel a la olla. Bajamos el fuego a medio-bajo y dejamos cocinar a fuego lento durante al menos 2 horas. Durante la cocción, podemos ir removiendo de vez en cuando y retirando cualquier impureza que se forme en la superficie.
  5. Pasado el tiempo de cocción, retiramos el pollo y las verduras de la olla con una espumadera y los reservamos. A continuación, colamos el caldo para eliminar cualquier sólido que haya quedado. Este paso nos asegurará un caldo limpio y sin impurezas.
  6. Una vez colado el caldo, lo volvemos a poner en la olla a fuego medio y dejamos que reduzca durante unos 15-20 minutos para concentrar los sabores. Añadimos sal y pimienta al gusto.
  7. Mientras el caldo reduce, desmenuzamos el pollo en trozos más pequeños y reservamos. Las verduras también las podemos utilizar en otras preparaciones, como sopas o purés.
  8. Una vez reducido el caldo, ya estará listo para servir. Podemos utilizarlo como base para sopas, arroces, guisos o simplemente disfrutarlo solo. El caldo de pollo casero es un verdadero elixir reconfortante que nos brinda calidez en cada cucharada.

Es importante mencionar que este caldo se puede conservar en la nevera durante varios días, e incluso se puede congelar para utilizar en futuras preparaciones. Además, se puede personalizar añadiendo otros ingredientes como jengibre, tomillo, perejil o incluso un poco de vino blanco.