Opinión

Vicente Gil: «El ‘caso Begoña Gómez’ destroza a Sánchez pero Feijóo no sabe si llamarla a declarar»

Sevilla le ha dado lo suyo a Pedro Sánchez. Lo que merece. Por dos veces en apenas una hora los sevillanos han abucheado este lunes sonoramente al presidente del Gobierno.

El ego de Sánchez ha sufrido: balbuceos en su discurso, falsa sonrisa, tensión facial y una clara incomodidad. Sánchez no ha podido disimular. Su gesto lo decía todo. Es tan arrogante que no puede ocultarlo.

El ego de Sánchez sólo se siente cómodo en los mítines norcoreanos que le monta el PSOE en recintos cerrados o en el Valle de los Caídos porque ahí es difícil que el público se te revuelva. Está claro que Sánchez tiene un problema con la calle, que no puede pisarla y que, por eso, sólo visita criptas con restos humanos.

El caso Begoña Gómez (que lo es ya) junto al caso Koldo (que es paralelo al anterior) hacen mella en el presidente por más que alguna cronista oficial de algún periódico que consigue tertulias televisivas gracias a Moncloa (con el consiguiente sobresueldo) nos trate de convencer este lunes que el caso Begoña Gómez «molesta -dice- pero no preocupa» en Moncloa. El propio dictado del artículo en cuestión en un diario nacional es una buena muestra de lo contrario. Moncloa está tocando a rebato a los periodistas que les deben su presencia televisiva en tertulias y programas.

Hay tal nerviosismo que Begoña Gómez ha empezado a mandar burofaxes a los medios de comunicación que están destapando sus actividades. Pero la mujer del presidente lo ha hecho de la forma más torpe posible: quejándose sólo de algún titular pero sin rebatir las informaciones. Es decir, confirmándolas plenamente.

Este lunes publicamos en OKDIARIO los más de 14 millones de euros de fondos europeos que las empresas del consultor Carlos Barrabés consiguieron desde que Begoña Gómez escribiera las cartas de recomendación. Barrabés es la persona que puso en contacto a Begoña Gómez, entre otros, con la empresa rescatada por el Gobierno por 475 millones de euros para la que trabajaba el comisionista de la trama Koldo, Víctor de Aldama. Barrabés le montó, después, a Begoña Gómez el máster de la Complutense para captar fondos públicos.

Hoy hemos sabido algo más: Begoña Gómez organizó una reunión personal de Carlos Barrabés con su marido, con Sánchez, con el presidente del Gobierno, y en La Moncloa para hablar de fondos europeos. ¿Qué pasa? ¿Que el resto de empresarios de este país que no han tenido el gusto de conocer a Begoña Gómez no tienen derechos a tan privilegiada reunión para hablar de los fondos europeos?

La carta de recomendación de la mujer de Sánchez también surtió efecto en Valencia. El gobierno de Ximo Puig dió un contrato público de 1,8 millones de euros a la empresa de Carlos Barrabés.

El caso Begoña Gómez es un escándalo de primera magnitud en un Gobierno donde pasan cosas milagrosas.

Por ejemplo. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se ha comprado una villa de 420 metros cuadrados en una finca de 4.600 metros en El Escorial. Hasta aquí todo correcto. El problema es que pagó a tocateja y sin recurrir a ningún crédito los 1,2 millones de euros que costó.

Desde Interior argumentan oficiosamente que ha podido hacerlo porque acaba de vender otro piso en Fuencarral por un precio similar que, a su vez, había comprado en 2020. ¿Están los pisos en Fuencarral a 1,4 millones? Marlaska tiene, además, otra propiedad en Santa María de La Alameda: una finca de 1.260 metros cuadrados con una casa de 141 metros cuadrados y piscina de 57 metros cuadrados. La notaria encargada de estos contratos recibió del Gobierno la Encomienda de Número de la Orden del Mérito Civil. Se la impuso el propio Marlaska.

¿De dónde sacan el dinero? Seguro que todo está claro, pero ¿de dónde sacan la pasta? Porque el sueldo de Marlaska ronda los 90.000 euros desde que es ministro del Interior y en la declaración en el Congreso dijo en agosto que tenía apenas 12.000 euros en el banco.

Marlaska está casado en régimen de gananciales con un profesor de inglés y no consta herencia alguna por ninguna de las dos partes. Es verdad que viven en el ministerio del Interior con todo pagado, como Yolanda Díaz o María Jesús Mentiras, pero los números no terminan de salir a simple vista.

Por cierto. ¿Por qué tenemos que pagarles un piso y todos sus gastos a los ministros? ¿Por qué no se lo pagan ellos? ¿Cómo consiguen hacer esos patrimonios tan abultados mientras nosotros les pagamos todo y ellos arruinan el país? ¿Por qué no se puede procesar a un político por mala gestión? Zapatero dejó arruinado el país, al borde de la bancarrota, pero desde entonces nunca le ha ido mejor a él y a su familia. Incluída la empresa de comunicación de sus hijas. En una empresa privada, políticos como Zapatero u otros hubieran terminado ante la Justicia por administración desleal. Pero aquí no pasa nada.

Y con descaro. ¿Saben cómo se llama la cuenta que usa Begoña Gómez para conseguir fondos públicos?: bego.fundraiser. Traducido: bego.captadora de fondos. Ya ven. Sin cortarse un pelo. Permítanme la expresión y con todo el respeto hacia doña Begoña, pero … ¡con dos c…!

Bego.captadora de fondos. ¡Ahí queda eso!