Todo por la pasta
El otro día me encontré a un directivo de RTVE y le pregunté por Miquel Calçada, el nuevo miembro del consejo de administración a propuesta de Junts. «No da golpe», me respondió.
Calçada fue la primera voz de Catalunya Ràdio con apenas 18 años. Años después, Pujol le concedió las frecuencias para poder constituir una cadena de emisoras: Flaix FM
Comisario de la Generalitat para los fastos del Tricentenario en el 2014. El Ayuntamiento de Barcelona, con Xavier Trias, fichó a otro periodista: Toni Soler. Dos profesionales de la comunicación para explicar la historia. Francesc Homs, el antaño todopoderoso consejero de Presidencia, lo colocó de candidato al Senado en las elecciones del 2016. Con tan mala suerte que no salió. Ahora lo han repescado, como decía, para el consejo de administración de RTVE. El día de su toma de posesión ya hizo un numerito. Parece que evitó acatar la Constitución.
El resto de la cuota catalana, como se sabe, son Sergi Sol (ERC), Marta Ribas (Comunes), y Eladio Jareño (PP). Sergi Sol es el hombre de confianza de Junqueras en prensa. Cuando fue cesado de su cargo en el Departamento de Vicepresidencia le llamé:» ¿Qué harás ahora?». «Tengo cosas, me contestó».
Lo vi en todas las tertulias habidas y por haber. Colaboraba con La Sexta, con El Periódico, con Catalunya Ràdio. Supongo como cuota ERC.
Tiene una enfermedad grave. Muchos ánimos. Que se recupere desde aquí. Pero no a todo el mundo con una enfermedad grave lo colocan en un consejo de administración a 125.000 euros anuales. Además, debe estar de baja.
A Marta Ribas también la conozco. Fue diputada de ICV, el antecedente de los Comunes, entre el 2012 y el 2020. Periodista, incluso trabajó en ComRàdio, lo digo por la neutralidad de los medios públicos. Le perdí la pista cuando dejó de ser diputada -no coincido en las ideas, era una parlamentaria solvente- hasta que la he visto recolocada en RTVE
Mientras que a Eladio Jareño también le conozco desde hace muchos años. De hecho lo conocí en el gabinete de prensa de la Delegación del Gobierno de Barcelona cuando mandaban los socialistas. Todavía con Felipe González en La Moncloa.
Luego fue jefe de prensa del PP catalán. Y pasó directamente de ese cargo -Alicia Sánchez Camacho era la líder del partido- a director de TVE en San Cugat, que tampoco dejaba muy bien la citada neutralidad. Aunque fuentes de diverso signo siempre han elogiado su labor.
La recolocación más llamativa ha sido, sin embargo, la del exdirector general de los Mossos, Pere Soler, en la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia. Otro que ficha por el «Estado opresor». Todos querían irse, «hemos pasado pantalla», «nos vamos», proclamaban. Al final acaban en Madrid.
Pero Soler es un apadrinado del nuevo consejero de Empresa, Miquel Sàmper, que también ha transitado de las filas independentistas a las socialistas, en este caso. De algo que hay que comer. Y mejor de consejero de la Generalitat (121.000) que ganarse la vida ejerciendo de abogado.
Ambos, eran discípulos de Josep Rull. Menudo olfato político el presidente del Parlament. Pero, bueno, él también está colocado ahora a 143.000 euros al año.
Gana más incluso que Salvador Illa, presidente de la Generalitat (136.000). Por eso hace tiempo que no habla de independencia. Soler era lo que técnicamente se llama un hiperventilado. Guardo algunos de sus tuits. A los de PSC, Ciudadanos y PP, por ejemplo, les dijo en septiembre del 2015 que «hacían pena» porque criticaban la «presunta corrupción de CDC».
A Antonio Baños, de la CUP, que «si no has de hacer declaraciones para ayudar a conseguir la independencia de nuestro país mejor que te calles». De Mas, tras un mitin, aseguró que había estado «brillante» y que ellos eran nada menos que «soldados al servicio del muy honorable presidente». También participó en le inicio de la campaña de Junts pel Sí en la que tenía que ser la «última Diada de la Cataluña autonómica”»
Ahora se le habrá olvidado. El sueldo de un miembro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores es de 125.000 euros. «Espanya ens roba», que decían.