Sémper fidelis
El PP llama a filas a Borja Sémper, un político afable, que transmite y comunica, que invita siempre al diálogo, incluso a aquellos para los que el diálogo era un imposible resuelto a golpe de pistola. Un tipo que, como tantos otros, se afilió al PP el día que los amigos de Otegui, o sea, los socios de Sánchez, asesinaron a Gregorio Ordóñez. Dio el paso en política cuando darlo le acercaba más a la muerte. Sólo por eso merece respeto y aplauso en vida. Su fichaje, en movimiento hábil de Feijóo, se encarna dentro de un plan estratégico que en Génova entienden que les dará réditos pronto: hay más que ganar pescando en el socialismo moderado no sanchista que en la derecha conservadora dura. Aplican en la planta noble de los populares la metáfora de la hipoteca: de igual forma que para adquirir una vivienda necesitas capital propio y capital prestado, sin cuya suma no puedes adquirir el inmueble deseado, para gobernar necesitas tus votantes de siempre y los votantes de otros, imprescindibles para habitar Moncloa por las buenas y por las urnas.
Feijóo le pide a Borja que sea su portavoz de campaña para las elecciones municipales de mayo, cuando España le dirá por primera vez a Sánchez que su asalto a la democracia no va a tener continuidad sociológica. Para quienes hemos ejercido de portavoz en una formación política y nos dedicamos a entrenar y preparar portavoces de toda corte y condición para encarar su batalla periódica con los medios, sabemos de la responsabilidad que supone trasladar mensajes que no son creados por uno mismo y con los que muchas veces no estás de acuerdo.
Lo importante del fichaje de Borja Sémper no está en el nombre, sino en el perfil. Creo que en el PP ya han decidido que no van a dar la batalla de las ideas a la izquierda y que para esa misión ya estaba Ciudadanos antes y Vox ahora, lo cual deja un escenario preocupante. Porque si sólo te dedicas, cuando llegas a las instituciones, a gestionar las leyes, políticas y nombramientos del socialismo, pero no derogas, combates y eliminas la ingeniería social creada por este, acabas siendo devorado por sus satélites mediáticos y su columnismo ilustrado. Solo gobernarás cuando la izquierda quiera o cuando se canse de hacerlo y decida que es turno de la alternancia. Empero, el jaleo no acaba ahí. La coyuntura de una legislatura socialdemócrata en manos del PP ya la vivimos. De dar continuidad a esta estrategia de no oponer resistencia al laboratorio ideológico y mediático del PSOE y asociados, sufriremos las consecuencias en dos o tres generaciones. Y al igual que sucede hoy en Cataluña, tendremos a millones de españoles lobotomizados por el pensamiento único, que es lo que impone y desea lo woke. Todo se hará y pensará como la izquierda diga. Y unas veces gobernará la izquierda auténtica, y otra, su sucedáneo. Pero siempre la izquierda. El plan de Sánchez y su banda no es otro que ese.
Cuando necesitas pedir permiso a la izquierda para que tus ideas existan, tienes dos problemas: uno, aceptar la rendición que las ideas de libertad, de defensa de la vida, la propiedad privada y la ley poseen por encima de otras que conculcan estos valores. Entregas una superioridad moral que te pertenece a cambio de ser aceptado en un club en el que te desprecian. Mal negocio. Y dos, que sólo hablarás y sobrevivirás cuando la izquierda te dé su beneplácito. Y si llegas a gobernar, lo harás bajo los presupuestos ideológicos, los parámetros culturales y leyes que la izquierda ha creado. Es decir, serás la marca blanca y blanda del PSOE, sometido para siempre a una alternancia consentida en una sociedad intoxicada de ideología siniestra. Nunca fue inteligente rendir tributo a quienes te insultan y desean, todos los días, tu desaparición.
El PP ficha, en fin, a Sémper. Y la izquierda aplaude y sonríe. Pero Sémper no es de izquierdas. Y cuando deje de caerle simpático a quienes nunca votarán al PP, le calificarán con los mismos epítetos que reciben cada día los que siempre han votado al PP. Y en ese bucle melancólico, Feijóo gobernará España. Con los suyos, con los votos prestados y gestionando las ideas de la izquierda. Sémper fidelis.