El Rey en defensa de España y la Constitución

Rey Constitución

Hoy, 25 de diciembre, es una fecha en la que conviene poner el acento en lo que nos une por encima de nuestras diferencias, aunque estas sabemos que no desaparecen. Pero es aconsejable en todos los órdenes de la vida y, por tanto, el señor Sánchez lo debería tener más presente por cuanto al igual que gusta de felicitar a la población musulmana,- ciertamente cada día más numerosa entre nosotros- con ocasión de las fiestas del Ramadán, sería obligado que felicitara estas fiestas navideñas a los católicos españoles, ya que es la población mayoritaria sin discusión.

Eso además de que nuestra identidad histórica y nacional está indisolublemente unida al cristianismo. Y es cierto también que, pese a la apostasía general en Occidente, la otrora Cristiandad, todavía en España nuestra «cosmovisión», la manera de entender la persona, la familia, la sociedad, el mundo, la vida…, es acorde a nuestras profundas raíces cristianas. Es algo que historiadores diversos como Ramón Menéndez Pidal o Claudio Sánchez Albornoz, entre otros muchos, destacan con una convicción basada en el riguroso estudio de nuestra historia.

Impresentable y lamentable por ello que la ministra de Educación y Deporte y portavoz del gobierno y del PSOE (para que no hayan dudas al respecto), reprochara esta semana en el Congreso que «se siguiera rezando el Rosario en Ferraz porque el milagro que esperan no se va a producir». Debe creer la señora ministra Alegría que el milagro se lo piden a Sánchez o a ella. En todo caso, una absoluta falta de respeto a quienes pacíficamente y junto a la Iglesia del Inmaculado Corazón de Maria, lo rezan cada día pidiendo «por España».

Este artículo es el último de 2023, un año en el que la anhelada paz mundial brilla por su ausencia con la guerra en Ucrania, que va camino de su segundo año y sin ninguna iniciativa para acabar con ella, a la que se ha añadido la guerra en la Franja de Gaza desde el pasado 7 de octubre. Las iniciativas que, como presidente semestral del Consejo de la UE, ha planteado Sánchez en favor de la paz, han recibido una entusiasta acogida de Hamás y una crisis de España con Israel sin precedentes. A ello se ha sumado otra felicitación de los hutíes que atacan desde el Yemen objetivos occidentales dificultando el tráfico comercial por el mar Rojo, al negarse a que España participe junto con la UE y la OTAN en una operación militar naval para garantizar la seguridad en la zona.

Sin duda es coherente con ser el suyo el único gobierno de la UE con comunistas en su seno. Este año, con las elecciones territoriales del 28 de mayo y muy especialmente con las generales del 23 de julio, ha quedado señalado como de alto voltaje político en el que el perdedor ha «buscado votos hasta debajo de las piedras» para seguir en el poder, porque para él ya es sabido que el fin justifica los medios. Esos «medios» han sido los votos de Puigdemont , Junqueras, Otegi y Ortúzar, y siete de ellos no estaban «debajo de las piedras», sino en Waterloo, escondidos de la Justicia.

Ante esta situación, el Rey, en su tradicional discurso de Nochebuena, ha puesto el acento en la necesidad de preservar la Constitución -como marco de convivencia en paz, unidad y libertad-, de una España plural y diversa. Y enfatizando la necesidad de sentir los españoles autoestima hacia nuestra Patria. Ya es conocida la afirmación atribuida a Bismarck de que «España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido…». Lo cierto es que «se non è vero, è ben trovato», que diría el filósofo Giordano Bruno, porque refleja fielmente un sentimiento demasiado presente en la actualidad y nuestra historia.

Además, ahora los que quieren destruirla están en el gobierno nada menos, así que Bismarck se quedó incluso corto en su afirmación. Muy oportuno y significativo, por tanto, que el Rey enfatice la necesidad de que los españoles la respeten y la valoren. Pese a todo, ¡feliz Navidad para todos y próspero 2024!

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