¿Quieren controlar o decapitar a Casado?

¿Quieren controlar o decapitar a Casado?

Salvo para Tezanos (el de siempre), que mes a mes demuestra que es un “ser superior”, el resto de los expertos en tabulaciones sobre los estados de opinión políticos, coincide en afirmar que, si hoy hubiera elecciones generales, el centroderecha y la derecha obtendrían apoyos suficientes para desalojar del poder a sus actuales inquilinos.

Valga como muestra un botón. Durante sus meses de vicepresidente, a Iglesias se le secó la boca dirigiéndose amenazador a la bancada opositora: “Ustedes nunca se sentarán en la mesa del Consejo de Ministros…”, augur especialmente dirigido a Pablo Casado y Teodoro García Egea. Hace menos de siete días que en uno de sus sermones en la parroquia de Roures (o así) alertaba el proto Lenin español, acerca de los peligros que acechan al incauto pueblo, sobre un más que probable Gobierno PP/Vox que conllevaría, entre otros males bíblicos, la ilegalización de los independentistas y, por supuesto, la ruina y la barbarie.

Hasta el conducator del periodismo crítico ve esa posibilidad. Es lo normal en democracia: hasta en Ecuador un neocomunista ha sido sustituido por un presidente de centroderecha.

Por eso sorprende aún más el cerco en el que quieren meter a la actual dirección del PP, cooptada por vez primera democráticamente en esa formación. Lo hacen aquellos, teóricamente, afines que se pasan el día afirmando desear fervientemente que Sánchez haga las maletas. Este ejercicio, tan habitual en el centroderecha democrático, es letal para los intereses del predio. Unos se ejercitan en él porque consideran que no les tienen en cuenta; otros, desde los medios, porque quieren que manden los que les hacen caso. Ya pasó con Aznar y mucho más con Rajoy.

Tengo para mí que Pablo Casado, que viene de lejos en el Partido Popular, sabe distinguir el grano de la paja y, sobre todo, las voces de los ecos.

Lo último en Opinión

Últimas noticias