¿Con quién está Podemos?

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Iglesias, Monedero, Errejón y otros dirigentes de Podemos, en un acto electoral (Foto: Getty)

La connivencia y colaboración de Podemos con el independentismo comienza a ser muy preocupante. Los españoles comprueban con estupor cómo la unidad de España no va con el partido liderado por Pablo Iglesias, capaz de venderla al mejor postor por un puñado de votos. Así lo demuestra el hecho de que la formación morada aproveche el Aberri Eguna del próximo domingo —día de la exaltación independentista vasca— para unirse al PNV y a las fuerzas proetarras con el objetivo de defender un proceso secesionista en el País Vasco. Nagua Alba, dirigente regional, busca con este movimiento el apoyo electoral de los sectores más radicales de cara a las próximas elecciones autonómicas.

Una realidad que contrasta con la postura que mantuvo el partido el año pasado, cuando Roberto Uriarte decidió mantenerse al margen del festejo por declararse “no nacionalistas, sino un movimiento plural”. Este año, sin embargo, los podemitas han elevado el tono radical de su discurso populista para llegar al mayor espectro de votantes posible. Una iniciativa que había tenido su prólogo en Navarra, donde Podemos se negó a firmar una condena a los atentados de Bruselas porque el documento contenía la bandera de España. De hecho, acabaron firmando un texto alternativo, ya sin bandera nacional, junto a los proetarras de Bildu.

Los prejuicios y complejos convierten en esclavos ideológicos a los políticos. La escasa amplitud de miras de la formación liderada por Laura Pérez en la comunidad foral resulta lacerante. Sobre todo si tenemos en cuenta que se trataba de una fecha donde lo único importante era mostrar unidad frente a la sinrazón yihadista. Lamentablemente, el dislate morado de los últimos días ha ido más allá, encontrando su cenit en el caso de Podemos Pamplona. Allí no han dado opción alguna a una potencial condena de los brutales atentados de Maelbeek, tanto que incluso han acusado a los países de la Unión Europea de los 31 muertos y 270 heridos.

Estos desafortunados capítulos regionales deberían ser motivo suficiente para que el PSOE de Pedro Sánchez los descartara como posibles socios de Gobierno a nivel estatal. La ruptura del país, la ambigüedad antiterrorista y las dudas sobre su financiación son factores muy graves como para confiar en un grupo que hace de Maquiavelo un mero aprendiz a la hora de utilizar la política para alcanzar el poder. ¿Con quién está Podemos? Lamentablemente, con cualquiera menos con España.

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