¿Qué vas a hacer tú por España?
En plena Guerra Fría, recién terminada la Guerra de Corea y muy cerca del comienzo de la gran intervención estadounidense en la Guerra de Vietnam, John F. Kennedy pronunció su mítico discurso inaugural en el Capitolio de los Estados Unidos, el 20 de enero de 1961, en el que pronunció esa mítica frase por todos conocida en la que dijo «no pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su país», que a continuación enlazó con otra sentencia menos conocida en la que afirmó que «exijan de nosotros los mismos altos estándares de fortaleza y sacrificio que exigimos de ustedes». Kennedy apelaba a aquellas personas que se limitan a criticar lo que hacen sus gobernantes, e incluso a los indiferentes que tampoco hacen ningún esfuerzo personal para hacer cambiar las cosas, invitándoles a asumir responsabilidades como un deber ciudadano y poniéndose él mismo al frente de todos ellos.
En estos momentos resulta lógico y razonable que, todos los que no seamos proetarras, independentistas y, en general, enemigos de la unidad de España, estemos cargados de razones para estar muy indignados con el comportamiento de una clase política que es la primera responsable de que hayamos llegado hasta aquí. El ansia de poder y la ausencia de escrúpulos del líder del PSOE, capaz de incumplir cualquier promesa con tal de mantenerse aferrado al poder, lo convierte en el principal culpable. Pero no podemos olvidar la colaboración de los líderes de Sumar y de Podemos, sin los que no podría hacer nada. Y también tenemos sobradas razones para estar enfadados por los errores cometidos en la última campaña electoral por los líderes del Partido Popular y de Vox, haciéndolos responsables de que no haya sido posible obtener una mayoría suficiente.
Incluso es normal sentirse hastiados contra nuestros familiares y vecinos, teniendo en cuenta que uno de cada tres españoles ha votado a un Pedro Sánchez que ha pactado con etarras y golpistas, incumpliendo todas sus promesas. Igual de lógico que resulta estar enojados con algunos prebostes de la casta judicial. Jueces y fiscales que, olvidando su compromiso con la Justicia, han decidido plegarse a la política para ascender en sus carreras, avalando cualquier injusticia que desee llevar a cabo aquel que los ha puesto donde están. Incluso hay muchos que hace seis años pusieron en un pedestal al mismo Rey al que hoy insultan, por haber cumplido en ambos casos con sus funciones constitucionales.
En estos días en los que se está anunciando una traición a la patria como no veíamos desde los tiempos del Rey Felón, Fernando VII; en los que comprobamos que el Partido Socialista está negociando la investidura de Pedro Sánchez con un fugado en busca y captura por dirigir el golpe de estado de 2017, que públicamente dice que no le permitirá ser presidente si no concede la amnistía a todos los golpistas y les garantiza que van a poder realizar impunemente otro referéndum para destruir la unidad de España; existen sobradas razones para estar hasta el gorro de todos los culpables. Políticos, jueces, fiscales, incluso medios de comunicación que los respaldan a todos, son merecedores de toda nuestra ira. Pero si sabemos con absoluta certeza que ninguno de ellos va a hacer nada para frenar esta locura, ha llegado el momento de que cada uno de nosotros nos preguntemos, qué podemos hacer nosotros por nuestro país.
Sociedad Civil Catalana (SCC) ha convocado este domingo día 8, a las 12:00 horas, en Barcelona, una concentración bajo el lema «No en mi nombre. Ni amnistía. Ni autodeterminación», como una protesta de la sociedad civil en la que «las enseñas de los partidos estarán de más». Por ser la primera y celebrarse en Cataluña, resulta imprescindible que sea un éxito sin paliativos. Pero no debe quedarse ahí. Durante los próximos meses la sociedad civil de toda España debe organizarse para convocar actos similares en todas las ciudades y pueblos de España. Tenemos que salir todos a la calle tantas veces como haga falta hasta que, políticos de todos los partidos, autoridades judiciales y medios de comunicación se enteren de que no les vamos a consentir destruir una de las naciones más antiguas de Europa y del mundo, como es España. ¡Todos a la calle para frenar a Sánchez y a Puigdemont!