Menos multas y más negocio, Manuela

Menos multas y más negocio, Manuela

Manuela Carmena tiene que compensar con las multas lo que es incapaz de generar explotando un contexto tan potente como Madrid en Navidad. Mientras el Ayuntamiento de la  capital de España aumenta en un 30% las sanciones de tráfico en lo que va de 2017, pierde la oportunidad de ingresar 300.000 euros tras desdeñar a los patrocinadores que quieren anunciarse en los árboles navideños que se multiplican por la ciudad. Un sinsentido, ya que el patrocinio de este tipo de contextos está al alza en todo el mundo. Es una manera lícita y sencilla de potenciar la economía municipal, además de la propia imagen de Madrid. A más patrocinadores, mejores instalaciones que contribuyen a fomentar el comercio, el turismo y el propio desarrollo económico.

No obstante, la expresión «desarrollo económico» parece despertar una especie de reacción alérgica en los dirigentes de Ahora Madrid, tan arraigados a los postulados radicales del anticapitalismo y supeditados siempre a los principios bolivarianos de su matriz: Podemos. De ahí que prefieran la cuasi confiscación institucional. Como pruebas están las 473.044 sanciones que se han impuesto según los datos del Consistorio madrileño. Multas que, en muchos casos, vienen dadas por la desinformación que emana de los gestores municipales. Múltiples asociaciones se quejan de que desde las instituciones no especifican lo suficiente las zonas que son de residentes y las que no.

Un caos al que contribuye la restricción al tráfico en Gran Vía que ha comenzado este viernes. Una decisión que, por supuesto, también lleva aparejado su afán recaudatorio. Además de los problemas que causará a los conductores que circulan por el centro de la capital, Carmena y su equipo multarán con 200 euros a las personas que no se atengan a las condiciones establecidas. La alcaldesa tiene que estirar el chicle de la recaudación para mitigar ese miedo al «comercio», algo que es la base fundamental de ciudades tan importantes como Londres o Nueva York y que, sin embargo, bajo los designios de Ahora Madrid se convierte en un absurdo pecado capital.

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