Marlaska es culpable de rendir el Estado al terror de los narcos
Cuando en septiembre de 2022 el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, dio instrucción de liquidar la estructura de la unidad especial de la Guardia Civil contra los narcos en Cádiz, denominado Órgano de Coordinación contra el Narcotráfico (OCON Sur), lo hizo pese a que la Benemérita acababa de localizar un completo arsenal narco de guerra con fusiles, ametralladoras, pistolas y escopetas.
La Fiscalía Superior de Andalucía advirtió a Interior que, además del aumento en la «potencia de las armas» empleadas por los narcos, también se estaban produciendo asesinatos por ajustes de cuentas. Para entendernos: una unidad que estaba teniendo un éxito evidente en la lucha contra el narcotráfico, como lo demuestra el número creciente de detenciones, incautaciones de drogas y de embarcaciones, es disuelta sin mayores explicaciones. Fue el 4 de agosto de 2022 cuando, durante la detención de un narco en su vivienda de Cádiz, se descubrió en el inmueble un arsenal de guerra. A los agentes de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO) les sorprendió la potencia bélica de aquel armamento, con piezas superiores incluso a las que manejan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
En estas circunstancias, lo normal hubiera sido incrementar los medios humanos y materiales contra el narcotráfico, pero Marlaska, en contra de toda lógica y de las recomendaciones de los expertos, decidió un mes después desmantelar la unidad de élite contra las mafias, repartiendo a sus 150 agentes por las estructuras unidades de policía judicial de las Comandancias de Andalucía. Había sido el propio ministro del Interior el que creó el OCON Sur en el 2018 y el que le dio el golpe de gracia en 2022. En esos cuatro años, la unidad de élite descabezó los principales clanes de la droga en el Estrecho y detuvo a miles de narcos con decenas de causas abiertas contra el narcotráfico en todos los tribunales de Andalucía. En ese tiempo, el OCON Sur se convirtió en el «terror» de los narcos y les incautó toneladas de droga, desmanteló sus redes de «guarderías», le metió mano a sus fortunas y acabó con las flotas de helicópteros de la droga. Estos son los hechos. El asesinato de dos guardias civiles en Barbate a mano de los narcos obliga a preguntarse por qué Marlaska tomó una decisión que sólo recibió el aplauso -literal- de los narcotraficantes y que supuso la rendición del Estado ante las mafias.