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Las especies invasoras son como esos inquilinos que entran sin permiso y, antes de que te des cuenta, ya han cambiado la decoración, echado a los antiguos y se comportan como si siempre hubieran estado ahí.
En España, el catálogo de especies exóticas invasoras suma ya cerca de 200. Entre todas, hay una que destaca por su capacidad de colonizar y devorar sin descanso: el lucio.
Este pez, con nombre científico Esox lucius, llegó a nuestros ríos en 1949, traído desde Francia para darle un empujón a la pesca deportiva. Una especie grande, voraz, que prometía buenas capturas. Pero, lo que se pensó como un atractivo para los pescadores se ha convertido en un dolor de cabeza para los ecologistas y para los ecosistemas.
Una especie invasora con hambre insaciable
Lucio es un cazador de primera. No se conforma con competir: elimina. A medida que crece, su dieta se vuelve más carnívora y menos selectiva. A partir de los 30 cm, los peces se convierten en su menú diario, aunque si se cruza una rana, un reptil o incluso un pollo de ave acuática, tampoco se lo piensa demasiado. Tiene unos 700 dientes listos para despedazar lo que se le ponga delante.
No obstante, lo que más preocupa no es su apetito, sino su impacto en cadena. Para que no le faltara presa, se introdujeron otras especies. Con eso, el golpe fue doble para la fauna autóctona. Por un lado, un depredador insaciable, por otro, una competencia añadida que ha distorsionado la cadena trófica de muchos ecosistemas fluviales.
Además, el lucio no necesita demasiado para sentirse en casa. Le bastan aguas tranquilas, vegetación, algunas rocas o raíces para esconderse, y una buena reserva de presas. Embalses, tramos lentos de los ríos, lagunas… Ahí se instala. Y una vez lo hace, es muy difícil echarlo.
No es migrador, es territorial y bastante solitario. Pero su capacidad para expandirse a nuevas zonas a través de traslados ilegales lo ha convertido en una especie casi omnipresente.
¿En qué ríos de España vive esta especie invasora?
Hoy en día, el lucio está presente en la mayoría de comunidades autónomas. Ha colonizado las grandes cuencas fluviales (Duero, Ebro, Tajo, Guadiana, Guadalquivir) y también ha llegado a otros sistemas menores. Sólo Asturias, Cantabria, Galicia y Canarias se mantienen al margen de su avance.
En 2013, el Gobierno lo incluyó oficialmente en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Esto implica una prohibición clara: no se puede poseer, transportar ni liberar. Las comunidades autónomas también han establecido sus propias normativas y vedas, en un intento de frenar su expansión.
A estas alturas, hasta su prestigio entre los pescadores ha empezado a bajar. Antes era un trofeo codiciado. Ahora, cada vez más aficionados entienden el problema y optan por no promover su pesca, ni mucho menos quieren su reintroducción en nuevas zonas.
El caso del lucio es una lección directa: introducir una especie por interés deportivo puede tener efectos que se descontrolan con los años.