Opinión
OPINIÓN

¡Libertad versus Estatismo!

«El estatismo sobrevive saqueando; un país libre sobrevive por la producción.» Ayn Rand.

Vuelta a mi amado mercado, queridos. Un Mr. Market que tras las elecciones europeas ha sufrido tensiones y un touch de volatilidad como consecuencia de la victoria aplastante de Marine Le Pen en una Francia que se ha visto obligada a convocar elecciones anticipadas tras la disolución de la Asamblea Nacional por parte de Macron.

La victoria de Le Pen viene a seguir una dinámica de cambio radical en Europa en contra de las políticas woke que continúan agravando problemas como la seguridad nacional y en contra de una inmigración muy mal gestionada por parte de las élites europeas y que nos ha llevado a ver imágenes muy trágicas como por ejemplo el reciente asesinato de un policía en Alemania o las múltiples imágenes vistas en los últimos años de Francia ardiendo en llamas, literalmente.

Las escenas de inseguridad provocadas por innumerables jóvenes inmigrantes dotados de armas blancas se han convertido en una norma que está crispando, y no poco, a una sociedad civil que demuestra cada vez más su radicalización hacia los extremos. Como bien dice Ursula von der Leyen, es importante que Europa luche en contra de los extremos, pero lo cierto es que categorizar como extremista a tu adversario político es demagogia. Y Sra. von der Leyen, tratar de ocultar una realidad palpable en esta Europa es sin duda dar más alas a la radicalización de nuestras sociedades civiles bajo un acto de irresponsabilidad flagrante.

Lo peor del caso, es que ahora parece que la derecha conservadora tradicional ha dado un nuevo giro estatista hacia la izquierda, y los supuestos liberales europeos ya ocupan el lugar de la izquierda más folclórica tratando de defender su establishment aprovechándose de las «bondades» de papá Estado. Y ahí es donde entra el gran defecto del Estado, allá donde ya han caído las benevolencias utópicas del marxismo parece que se dirige el capitalismo, y es que el problema del poder es su corruptibilidad y la fragilidad moral de aquellos que lo ostentan. De eso, en la España actual, sabemos un rato.

Orban, Meloni y Le Pen son los tres líderes de referencia de la nueva Europa, una Europa que se irá imponiendo si la vieja guardia política europea no trata de entender que los votos de la sociedad exigen tener en consideración las propuestas más conservadoras. Y es que el giro estatista socialdemócrata de la derecha tradicional europea no hace más que ser castigada por aquellos que piden a gritos un cambio en las políticas fiscales, regulatorias y migratorias de esta decadente Unión Europea.

Sin embargo, el estatismo se ha hecho eco de la propaganda política tratando de malvada «ultraderecha» a toda voz discordante y descontenta con la situación política actual. Y es que ahora, en los tiempos que corren, o eres estatista o eres fascista y claro, aquí entra Javier Milei, en el limbo ideológico de un líder amado en la Argentina de las verdades incómodas que con determinación ha aplicado su programa político a pesar de que la batalla cultural no se habrá vencido hasta que los libertarios tomemos el control de las provincias en Argentina, que lo haremos.

Y es que Javier Milei, como libertario tenaz y teórico que es, aplica digamos de una manera poco habitual sus criterios económicos. Cierto es que a muchos les asusta su retórica, pero en un debate de tú a tú ningún líder político de la actualidad le llegaría a toser. Milei es un outsider de la casta corrupta establecida, y si bien como ser humano nos queda la duda de si con el tiempo el poder logrará seducirle, lo que queda claro es que a día de hoy si existe una esperanza que permita a la gente darse cuenta de que desmontar el Estado no es una mala idea, esa esperanza pasa por el éxito que pueda tener en la Argentina el Javo.

La aprobación de la Ley de bases en Argentina ha sido demonizada por la opinión pública europea, planteando a Milei como un ultraderechista e insistiendo en la retórica propagandística de las elites estatistas sin apenas entender que un libertario no es monárquico, ni republicano, no es conservador, ni tampoco progresista. Los libertarios simplemente no creemos en el Estado en ninguna de sus formas, puesto que detestamos lo que el poder representa y los privilegios de aquellos que lo ostentan.

¿Y qué es la Ley de bases que tanto temen los estatistas? Pues un marco legal que se centra en 4 grandes bloques; las facultades delegadas, el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones), las privatizaciones y la reforma laboral.

Hoy, Javier Milei ha logrado domar la inflación antes de lo previsto en la primera semana sin inflación en alimentos para la Argentina en 30 años a través de una simple consigna: ¡déficit fiscal 0! mediante el recorte de privilegios de la casta (la famosa motosierra), y ahora queda atraer a la inversión extranjera, señores, y voy a pedirles que se den unos segundos para pensar si son tan amables. ¿Acaso no es lógico que el estatismo entre en pánico y terror cuando ve venir que sus privilegios terminan? Milei es el primero en predicar con el ejemplo, al contrario que nuestros líderes políticos, renunciando a cobrar su pensión de privilegio y volando en clase turista como el resto de sus compatriotas, ¡faltaría más! ¿Se imaginan que esto pasara aquí?

Quizás si Pedro Sánchez renunciara a sus privilegios y gobernara para las personas que componen este maravilloso país, obtendría el favor de la sociedad. Es bueno recordar en este punto que, cumplido el primer año de la segunda legislatura sanchista, no se ha gobernado en absoluto para los ciudadanos, simplemente se ha gastado un año para saldar cuentas con su escandalosa investidura. Por no tener, no tenemos ni presupuestos amigos, y lo que me queda transparente es que la concordia y la convivencia para nada han mejorado.

Al contrario, mientras aquí algunos se burlan y critican al Javo Milei, la realidad es que lo único que han hecho en un año de legislatura es blindar dicha legislatura. Y lo peor, tras las cartitas de la vergüenza, es que ahora viene el segundo año con una declaración de intenciones peligrosísima para el orden democrático: blindarse en el poder a través del control del poder de prensa y del poder judicial. Todo ello, con esposa, hermano y fiscal general imputados o encausados por corrupción, ¡pas mal! Pero claro, al menos no manda la «ultraderecha» o las personas «muy malas» como decía el ministro Óscar Puente

Y hablando de «archimalvados» para el Gobierno de España, uno de ellos se ha propuesto ahora atraer la inversión mediante su Ley de Bases. Y lo primero a destacar son las facultades delegadas, algo así como el Estado de Alarma que se declaró en Europa con la pandemia. Un poder especial para que el presidente no pierda el tiempo en debates absurdos que traten de boicotear el programa de recuperación económica de Argentina.

Obviamente, este poder está limitado a ciertas funciones pero que serán suficientes como para que Javier Milei se pueda centrar en poner en marcha los otros tres puntos de la Ley de bases. El RIGI, simplemente es un mecanismo que prevé beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios durante 30 años, además de estabilidad jurídica mediante el control regulatorio y los abusos del Estado, orientado a sectores estratégicos para el desarrollo del país (energía, agro, minería e infraestructura). Con este mecanismo lo que se pretende es dotar de seguridad jurídica a aquellas empresas privadas que quieran explotar y desarrollar sectores clave en la economía y evitar que cualquier degenerado repita la expropiación de YPF a Repsol y sus lamentables consecuencias.

Con la privatización lo que se pretende es mejorar la prestación de servicios de las entidades públicas y recapitalizar las finanzas públicas, algo que junto con el objetivo innegociable de déficit 0 marcará un hito muy importante en la salud financiera de mi querida Argentina. Cabe destacar que de las 40 compañías sujetas a privatización Milei únicamente ha podido pasar por la Ley dos: Intercargo y Energía Argentina. Y finalmente la reforma laboral, que pretende dinamizar y flexibilizar el mercado laboral de manera drástica.

Como ven, existen grandes diferencias entre el populismo y la propaganda, y los hechos. Lo cierto es que el estatismo sobrevivió a lo largo del tiempo saqueando a sus ciudadanos sin atender a la realidad de que un país libre sobrevive única y exclusivamente por la producción de sus ciudadanos, circunstancia que marca la libertad de las personas para poder decidir cómo quieren vivir sus vidas, regidos bajo un marco de convivencia en forma de Ley y alejados de esta casta privilegiada y degenerados del gasto público que cada día ansía más poder y que está dirigiendo a Europa a una decadencia de inseguridad, guerras y descontento social cada vez más preocupante en cuanto a la pérdida de nuestras libertades. Hoy quiero recordarles antes de marchar que los demagogos sacan tanto más provecho en cuanto han sumido su país en la discordia. Que lo oscuro acabamos viéndolo, pero lo completamente claro lleva más tiempo. Y que donde aún quedemos amantes de la libertad, hay esperanza.

Gisela TurazziniBlackbird Bank Founder CEO.