Candilazos

Iglesias, ministro de Odio

Iglesias, ministro de Odio
Segundo Sanz

El macho alfa de Podemos va pregonando por las esquinas que quiere un maletín de piel, de marroquinería fina, de esos que lucen los ministros. Porque con un casoplón con parcela de 2.000 metros en la sierra más pudiente, siendo pluriempleado como diputado y presentador de televisión y disponiendo de vigilancia las 24 horas por la Guardia Civil en su chaletazo, más escolta permanente a cargo del Ministerio del Interior —y de nuestro bolsillo—, ya sólo le falta pisar la moqueta de un despacho gubernamental para terminar de convertirse en la castuza que tanto repudiaba antes. Y lo más obsceno de todo es que pretende serlo cuando más votos ha perdido desde que anda metido en política para extender el populismo de izquierdas por Europa en una estrategia compartida con Venezuela e Irán.

Así, el indignado de Villa Tinaja se ve más cerca que nunca del poder justo después de dejarse en las urnas del 28 de abril casi millón y medio de votos, 29 diputados y la posición de tercera fuerza siendo superado por Ciudadanos. Eso con respecto a las elecciones de 2016, porque respecto a las de 2015, el descalabro es todavía mayor: dos millones y medio de votos y un 40% de diputados. Pero a Pablo Iglesias le importa un bledo esta animadversión que su figura e ideario generan en los españoles y dice que es de “sentido común” que Sánchez le dé una carterita. Si Podemos no tuvo ministerios con 71 escaños en la pasada legislatura, de recibirlos ahora con 42, tras el baño de realismo en las pasadas generales, sería toda una extravagancia.

De ese respaldo cercano al millón y medio de votos que Unidas Podemos perdió con respecto a 2016, el PSOE de Pedro Sánchez arañó 1,1 millón de papeletas del descontento morado. Darle un ministerio a los Kirchner de Galapagar sería estafar a estos nuevos votantes que si apostaron por el proyecto socialista lo hicieron huyendo de la demagogia bolivariana, las entelequias comunistas y las promesas irrealizables.

Y a ello se une el apoyo acérrimo de la corte de Iglesias a los presos golpistas y al referéndum de autodeterminación de los separatistas catalanes. Basta con ver cómo se han pronunciado en la Mesa del Congreso, siendo los únicos que han pedido no suspender a los diputados de ERC y JunsXCat encarcelados por pretender subvertir el orden constitucional en otoño 2017. ¿Va a premiar Sánchez a Iglesias con algún ministerio pese a situarse éste más cerca de los que quieren romper España que de los demócratas? Aunque del traidor de Pedralbes se puede esperar cualquier desvarío… Dicen en los mentideros monclovitas que va a esperar al desenlace de los comicios municipales y autonómicos de este domingo para negociar el Gobierno dentro de un posible cambio de cromos si el PSOE necesita a Podemos en plazas importantes.

No obstante, la única cartera a la que puede aspirar Pablenin es al Ministerio del Odio. Aquí sí podría desplegar todas sus dotes, como el pasado diciembre cuando decretó la “alerta antifascista” tras la victoria del centro-derecha en Andalucía , lo que multiplicó las agresiones a Vox. O más recientemente, estigmatizando a Amancio Ortega por donar aparatos a la sanidad pública en la lucha contra el cáncer. Hay que ser miserable…

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