Hila, el alcalde del sinsentido
Un sistema informático obsoleto, colapsado e incapaz de dar un servicio útil a los ciudadanos. En contraste, un derroche innecesario en luces navideñas, encendidas antes de tiempo, en una época en la que los Ayuntamientos deberían ser los primeros en dar ejemplo y controlar el gasto energético. Y, no, no estamos hablando de cine surrealista italiano al estilo Federico Fellini. Esto es Palma, la antigua Palma de Mallorca, y quien está a los mandos es el Pacte de Progrés que forman PSOE, Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya (perdón, Més per Mallorca).
José Hila es el prototipo de alcalde sinsentido. No hay ni una sola medida de las que toma el consistorio socialista que vaya en beneficio de la calle. Cierra el centro de la ciudad, perjudicando gravemente al pequeño comercio; se muestra incapaz de limpiar las fachadas del casco antiguo, vandalizadas por grafitis que dejan la imagen de Palma por los suelos; lleva años sin encontrar una solución a las galerías de la Plaza Mayor; fríe a los palmesanos a multas y constriñe aún más el gravamen impositivo municipal; instala contadores de árboles en la Plaza de España y se dedica a talar el bosque del Castell de Bellver para construir un parque de aventuras artificial. Toda una joya a la que, sí o sí, hay que desalojar de Cort en las próximas elecciones antes de que acabe definitivamente con la sociedad de bienestar.
Su última hazaña ha sido prohibir los foguerons de Sant Sebastià por segundo año consecutivo. La excusa es la propagación de los contagios de coronavirus. Podría dar el pego si no fuera porque mantiene todos los conciertos previstos para ese día. Se ve que los asesores del alcalde le han hecho creer que el virus es contagioso al calor del ustión, pero en cambio se vuelve inofensivo cuando la gente se agolpa junto a un escenario. Por cierto: un millón de euros se gastará el ciudadano en las fiestas de su patrón. No queda otra que seguir el rastro del dinero porque, quién sabe, quizás por ahí nos llevemos alguna sorpresa.