‘Glow Up’: cuando comparar brilla en redes
Desde antes de nacer, la naturaleza ya nos impone en nuestro propio cuerpo signos de comparación tan radicales como ser mujer u hombre; y a partir de ese momento, sin ni siquiera tener conciencia de nosotros mismos, se nos atribuyen comparaciones culturales tales como el nombre, la nacionalidad, la raza, la religión, etc. Y aunque estas etiquetas pueden determinar drásticamente nuestras vidas, en ninguna de ellas se consultó nuestra opinión.
El hombre ha tenido la necesidad de poner nombre a todo cuanto le rodea, y lo ha hecho gracias a que aprendió a establecer semejanzas y diferencias. Y ese es justamente el significado de la palabra comparar. Pero un nombre (de alguien o de algo) no es solamente una simple etiqueta, porque esa palabra lleva inherente un concepto que sirve para conocernos a nosotros mismos, para diferenciarnos los unos de los otros, y para reconocer al otro.
Desde pequeños empezamos a compararnos, con nuestros hermanos, nuestros amigos, y con todo lo que nos rodea. Y esas comparaciones nos conducen a establecer estrategias con el fin de rellenar esos huecos que aparecen cuando somos consientes de aquello de lo que carecemos.
No podemos negar que vivimos en un mundo cruel, y que desde muy pequeños estamos expuestos a comparaciones despiadadas. ¿O quién puede olvidar esa burla que alguien le hizo por algo que no tenía o tenía en exceso?
Sin embargo, vivimos en la era de lo políticamente correcto, y la comparación en los medios digitales ha tenido que adaptarse a esa corrección. Para ello, las redes han reformulado la comparación, y en lugar de ofender, pretenden «hacer brillar» a las personas.
El movimiento Glow Up nace en el 2018, como una tendencia que viene de la conjunción de los verbos Grow Up (crecer) y Glow (brillar), y lo que busca es mostrar un crecimiento personal que te hace brillar. Es la típica imagen de alguien que muestra una foto comparando el antes y del después del cambio.
En Tik Tok el hashtag #glowup tiene más de 82 millones de visualizaciones, y en Instagram acumula 7,6 millones de fotos. Además existen cientos de cuentas con consejos para ayudarte en el challenge. Eso sí, este challenge no está destinado a que mejores tu pensamiento crítico, no; el challenge se ha encaminado perversamente a uniformizar el cuerpo de la mujer, y compararlo con un prototipo delgado.
Si analizamos estas dos redes, ambas comparten los mismos objetivos, que son la sobreexposición de la imagen y la captación de likes. Y por ello los usuarios se convierten en un producto o en una tendencia de lo que pretenden ser. En argot puro: postureo. Por ello, cada día, cientos de personas (mayoritariamente mujeres) suben sus fotos buscando la aceptación social, permitiendo que desconocidos manoseen su autoestima.
Comparar es humano, lo que no es humano es la invasión que hace un algoritmo enviándote siempre la misma información, reforzando el sesgo de un único canon de belleza. Y mientras esto sucede, millones de adolescentes sufren por ser reconocidos en ese estándar de belleza, desconociendo que esa persona que quieren ser, es la copia de la copia de alguien más.
«La idea de lo perfecto no es idea, sino deseo», decía el filósofo Emmanuel Levinas, y allí es donde radica el verdadero problema. No sabemos desear. Hay una diferencia muy grande entre el ser y el querer ser, pero el reduccionismo lingüístico que producen las redes, hace que esta diferencia se difumine.
Desear es algo que debemos aprender, ya que no podemos pretender ser lo que no podemos ser, por más que lo queramos. Antes de creer en frases de auto superación del tipo de «si quieres puedes» pregúntate primero quien eres, qué te gusta, qué se te da bien, y cuáles son tus verdaderos anhelos (no los que le escuchaste al influencer de turno).
Y cuando empieces a descubrir tu propio yo (no el que pretendes ser), el que se aleja de las etiquetas impuestas, el yo auténtico, real, ese que te da tu sentido en este mundo, ahí si tendrás un «crecimiento que te hará brillar». Y justo en ese momento, muchos comenzarán a querer compararse contigo.
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