Etarras a la calle

Etarras a la calle

Una negociación es un diálogo en el que ambas partes están interesadas en llegar a un acuerdo sobre algún asunto y para ello intercambian información y aceptan compromisos. Cada uno de los negociadores espera conseguir algo del otro y tiene a su vez algo para ofrecer a cambio. De esta forma, cada parte busca que la otra ceda en su postura para poder llegar a un punto de acuerdo aceptable por ambos. Si se negocia bien, el proceso concluirá con los dos negociadores moderadamente satisfechos, habiendo conseguido parte de lo que pretendían, pero sin tener que entregar a cambio todo lo que el otro anhelaba.

Cuando este lunes Arnaldo Otegui -escrito con U, como aparece en la sentencia de la Audiencia Nacional que en septiembre de 2011 lo condenó a 10 años de cárcel como dirigente de ETA- hizo pública su declaración con motivo del décimo aniversario de la Conferencia de Ayete y del fin de la violencia de ETA, el PSOE consiguió lo que quería, así que es el momento de preguntarnos, ¿qué va a obtener a cambio Otegui?

La extrema izquierda y la ultra extrema izquierda españolas, representadas por PSOE y Podemos, tardaron apenas unos segundos en salir a celebrar las declaraciones de su socio bilduetarra, señalando como un paso sin precedentes unas declaraciones en las que Otegui no condenó la violencia terrorista, no pidió perdón por tanta sangre inocente derramada por tan brutales asesinos, ni ofreció la colaboración de los etarras para que la justicia pueda aclarar los 377 crímenes de ETA aún sin resolver. Otegui sólo dijo a sus víctimas que “sentía su dolor” aunque “desgraciadamente, el pasado no tiene remedio”. Como muy bien dice José Alcaraz, presidente de Voces contra el Terrorismo, “es como si hoy se levantase Hitler y pidiera perdón por los asesinatos cometidos”.

Sánchez ya tiene lo que quería, el giro que este domingo, en una entrevista conjunta en El Correo, pidieron en su nombre José Luis Eguiguren y José Luis Rodríguez Zapatero, cuando solicitaron que Otegui «diga que ETA estuvo mal». «Yo creo que lo va a hacer, siempre que hablo con él se lo comento”, dice Eguiguren. «Falta ese peldaño importante. Yo también espero que se produzca», confirma Zapatero. Las palabras exactas de Otegui fueron «sentimos su dolor, y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido». Que no es exactamente lo que se le pide, pero sirve para que los que están deseando agarrarse a un clavo ardiendo salgan corriendo a declarar que Bildu ya no es ETA y que ya pueden usar libremente sus cuatro votos en el Congreso de los Diputados y los 21 del Parlamento Vasco.

Pero lo que a cambio quiere Bildu en esta negociación con el PSOE está negro sobre blanco en el mismo comunicado de Otegui; «es necesario dar una solución a la cuestión de los presos y las presas políticas», que es como eufemísticamente llaman los etarras a sus sanguinarios asesinos, para quienes expresamente reclaman «una solución integral».

En apenas dos años de legislatura, a cambio del apoyo de Bildu en su investidura y en los presupuestos de 2020, Pedro Sánchez ha acercado a la totalidad de los condenados por crímenes de ETA a cárceles del País Vasco o de provincias limítrofes, ha transferido al Gobierno Vasco las competencias en prisiones y es sólo cuestión de meses que definitivamente todos los etarras estén bajo su control, pudiendo decidir las medidas de flexibilidad en el cumplimiento de sus penas que, en la práctica, suponen la puesta en libertad sin haber cumplido sus condenas, que es precisamente lo que Otegui está pidiendo. Sánchez ya tiene lo que quería, ahora le toca cobrar a ETA.

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