Opinión

El Consejo Fiscal de Europa enmienda a la Comisión Europea

Hace unas semanas, la Comisión Europea decidió, de manera sorprendente, y en plena negociación para la elección de la presidencia de la Comisión, dejar a España fuera del protocolo de déficit público excesivo. Fue llamativo, porque la Comisión Europea siempre ha alertado, con alta preocupación, del incremento del déficit estructural de la economía española, que camina con fuerza hacia el 4% del PIB.

En el corto plazo, el déficit se está reduciendo en España, al calcularlo sobre el PIB, por dos motivos: el aumento de los ingresos ligados enormemente a la inflación y el incremento del PIB nominal también debido, en su mayor parte, al aumento de precios, que lo espolean. Esto hace que, aunque aumenta el déficit y, con ello, también la deuda, lo hacen menos que lo que crece el PIB nominal. De hecho, crece tanto el gasto, que pese a ese aumento de recaudación, el saldo presupuestario en valores absolutos no baja tanto como debería. ¿Por qué? Porque el gasto se dispara y se convierte en estructural. Del mismo modo, el cociente de la deuda sobre el PIB baja por crecimiento del PIB, no por disminución de la deuda en valores absolutos.

Todo ello, hace que España, sin acotar el gasto presupuestario, con la presión que tiene dicho gasto público simplemente en materia de pensiones, donde la reforma del gobierno español tensa dicho gasto en pensiones hacia arriba, se encuentre en una situación muy complicada, que no es merecedora del parabién de la Comisión Europea, sino que habría requerido que dicha Comisión hubiese exigido a España un plan de ajuste para disminuir ese desequilibrio estructural.

Si la Comisión quiere que la reforma del pacto de estabilidad sea creíble, ha de aplicar las medidas que conduzcan a la estabilidad presupuestaria, pues no puede incentivar o permitir desequilibrios en ningún país de la eurozona, pero especialmente en la cuarta economía de la zona euro, porque, además, eso puede suponer un grave riesgo para el conjunto de países del euro.

Sin embargo, el Consejo Fiscal de Europa, órgano que asesora a la Comisión, ha enmendado a la misma, pues considera que España tiene unos desequilibrios que harán que tenga que adoptar uno de los ajustes más duros de todos los países de la zona euro.

Así, el Consejo Fiscal cree contraproducente para la economía el exceso de gasto público que hay en España, llevado a cabo por la laxitud que en estos momentos hay en cuanto a las reglas fiscales, que han estado suspendidas durante cuatro ejercicios. Eso sólo genera desequilibrios.

Y dichos desequilibrios provocan que el ajuste que necesitará la economía española, en términos de ajuste presupuestario en los próximos cuatro años, habrá de ser del doble en intensidad que el que llevó a cabo entre 2012 y 2018.

Sin embargo, con la Comisión Europea sacando a España del protocolo de déficit público excesivo, es difícil que dicho ajuste se produzca, porque Sánchez continuará incrementando gasto y déficit estructural. Por tanto, bien haría la Comisión Europea en rectificar su decisión e incluir a España en septiembre en el protocolo de déficit público excesivo, por el bien de la economía española y también de la europea.