El castigo de Sánchez a los españoles

El castigo de Sánchez a los españoles
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Sin lugar a duda, tras lo acontecido los últimos días, podemos concluir que se ha consumado la venganza de Pedro Sánchez hacia los españoles. El actual presidente en funciones, nos ha dicho a todos que no piensa aceptar la pluralidad política y que solo gobernará si es en solitario.
Ningún otro líder europeo con la mayoría que obtuvo el PSOE el pasado 28 de abril se hubiese atrevido a forzar una repetición electoral. La maniobra de los socialistas, aparte de costarnos muy cara a todos los contribuyentes, busca el hartazgo de la ciudadanía, y de manera indirecta fomentar la sensación de añoranza al periodo bipartidista entre PP y PSOE. Vamos, quieren que echemos de menos la connivencia de unos con los otros del pasado que originó tanta corrupción y les permitió alcanzar cuotas de poder que ahora mismo son historia gracias a la presencia de un amplio número de formaciones políticas en el arco parlamentario.

No duden ustedes que Sánchez envidia el poder que tuvo en su momento Felipe González o José María Aznar. Basta por analizar, en pleno siglo XXI, el descaro con el que usa los medios a su servicio, véase Falcon como medio de transporte habitual, o que ni siquiera se ruborizara al colocar hasta su último amiguete al frente de las empresas públicas más importantes del país. Sánchez busca el poder supremo y eso no es compatible con la pluralidad política y los gobiernos de coalición.

Para colmo, tras una segunda legislatura fallida, en España se ha establecido de facto una segunda vuelta electoral. Una segunda vuelta tardía y poco eficiente para los intereses de los españoles, sin que nadie hable realmente de una reforma electoral de calado que evite esta situación.

La medida enarbolada por el PSOE hace unas semanas para facilitar el proceso de investidura del Presidente de Gobierno a través de una modificación del reglamento del Congreso, no deja de ser un parche al gusto de las necesidades actuales del Sr. Sánchez. Nadie habla de cómo afecta a la investidura, la sobrerrepresentación de los nacionalistas. PNV, PdeCat, ERC, Bildu, etc. lejos de pensar en España, han estado sentados en primera fila disfrutando de como PSOE y Unidas Podemos se echan las culpas de su incapacidad de negociar. Los que quieren romper nuestro país están encantados con este escenario de inestabilidad porque les ayuda a reforzar su discurso de desprestigio hacia las instituciones el Estado español.
Sería una pena que la segunda legislatura fallida y este nuevo bloqueo institucional sirva únicamente para cambiar un reglamento y no abrir de una vez por todas el debate de la Ley Electoral y el cierre/reforma del Senado como cámara territorial.

Sólo nos queda esperar que a Pedro Sánchez la jugada no le salga bien. Que los españoles den la espalda al actual presidente en funciones por haber perdido esta oportunidad y sigan votando de forma plural para que cambie la forma de hacer política, se establezcan los diálogos e impere la necesidad de llegar a acuerdos entre las distintas formaciones políticas. No nos queda más remedio que ver el 10-N como una oportunidad de pedir respeto hacia lo que dicen las urnas y sentido de Estado a los candidatos que se presenten. Algo que Sánchez ha demostrado que no tiene.

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