Opinión

Begoña Gómez, ‘presidenta’ del Gobierno

Los correos incautados por la Guardia Civil en el curso de las investigaciones judiciales que se siguen en relación con un presunto delito de malversación cometido por la Diputación socialista de Badajoz a cuenta de la contratación del hermano músico del presidente del Gobierno, tetraimputado en el caso, han desvelado que David Sánchez-Pérez Castejón  envió emails a Begoña Gómez a una cuenta de correo oficial de ésta en Presidencia del Gobierno. Esto es, que  la mujer del jefe del Ejecutivo utiliza una dirección pública reservada, como es lógico, al personal que trabaja en la Administración. Ni la mujer de Zapatero ni la de Mariano Rajoy disponían de un correo oficial, algo que fuentes consultadas por OKDIARIO subrayan que es manifiestamente ilegal. Cuando a Patxi López se le escapó aquello de que Begoña Gómez era la «presidenta del Gobierno» no fue un lapsus, sino la constatación de que la esposa del jefe del Ejecutivo utiliza sin recato alguno medios y recursos públicos.

La mujer del presidente no ostenta cargo público alguno ni es autoridad del Estado, de modo que el Gobierno de su marido tendrá que explicar por qué ha decidido otorgarle una cuenta oficial de la Administración. Llueve sobre mojado, porque el juez Peinado ha citado como testigo -con obligación de decir la verdad- a la trabajadora de Moncloa -jefa de Programas de Presidencia del Gobierno- que realiza labores de asistencia en las actividades empresariales de Begoña Gómez, algo que podría constituir un delito de malversación de fondos públicos, pues cobrar un sueldo del Estado y trabajar al servicio de los negocios privados de la mujer del presidente es, más allá de una indecencia, contrario a la ley. Que Begoña Gómez cuente con una cuenta oficial de correo de Presidencia del Gobierno es intolerable y la prueba del nueve de que el Ejecutivo de su marido se ha saltado alegremente la línea que separa lo público de lo privado.