El constitucionalismo, peor que nunca

El constitucionalismo, peor que nunca
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Los partidos constitucionalistas han salido muy malparados de las elecciones autonómicas en el País Vasco. Tanto el PSE-EE como el PP se quedan sin peso específico en la Cámara de Vitoria tras cosechar un paupérrimo bagaje de 9 escaños cada uno. Especialmente grave es la derrota sin paliativos de los socialistas. La formación liderada por Idoia Mendía ha sido la que más escaños ha perdido con respecto a los últimos comicios de 2012, 7 en total. La trayectoria de ambos partidos es el relato histórico de dos formaciones menguantes. Las fuerzas constitucionalistas dominaban el contexto político vasco con 39 escaños —25 del PSOE, 13 del PP y 1 de UPyD— en 2009. Hoy, tan sólo siete años después, naufragan entre la más dura e inmutable nada.

El caso del PSOE en Euskadi es especialmente alarmante. El partido del puño y la rosa ha dilapidado más de 16 escaños desde que Patxi López se pusiera al frente de la Lendakaritza en 2009. Una pérdida de peso específico que se ha agravado hasta el paroxismo en esta última convocatoria, donde la pésima gestión de Pedro Sánchez a nivel nacional ha condicionado los resultados de su partido tanto aquí como en Galicia. A pesar de esta situación, los resultados de este pasado domingo tienen el consuelo menor de la victoria moderada del PNV.

Iñigo Urkullu, si bien propugna la «singularidad» de Euskadi, es un político pragmático. Un hombre consciente de que los vascos son más prósperos junto al resto de la nación. Así lo ha reiterado al expresar que quiere asentar una relación de «bilateralidad» con España. No obstante, la inanidad en la que quedan tanto PSE-EE como PP —Ciudadanos ni siquiera ha conseguido representación— es perjudicial para los intereses generales de los españoles. Sobre todo si tenemos en cuenta que los proetarras de Bildu han conseguido 17 escaños y los independentistas de Elkarrekin Podemos, 11. A expensas de que Urkullu pudiera llegar a un acuerdo con Mariano Rajoy para conseguir más concesiones a cambio de apoyar su investidura, la situación del PP es idéntica a la del PSE. Las fuerzas independentistas tienen la sartén por el mango. Malo para España.

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