Zooplancton

Zooplancton: estos animales invisibles están evitando que el cambio climático sea aún peor

Una investigación científica descubre que el zooplancton captura inmensas cantidades de carbono

El cambio climático repercute en la disponibilidad de alimento para el zooplancton

La sobrepesca también amenaza a ciertas especies de zooplancton como el krill

Dicen que el tamaño no importa, y la naturaleza así lo confirma, por eso podemos encontrarnos con multitud de seres microscópicos que, a pesar de sus diminutas dimensiones, son capaces de realizar tareas de una importancia vital no sólo para su propia supervivencia, sino para otras muchas especies. Un buen ejemplo lo tenemos en el zooplancton.

Dentro de este grupo de organismos animales que subsisten flotando en el agua, uno de los más llamativos es, sin duda, el de los copépodos. Se trata de una pequeña clase de crustáceo, de cuerpo alargado y cilíndrico, con un tamaño situado entre los 0,2 y los 5 milímetros, aproximadamente.

Los copépodos se venden de manera habitual como alimento para acuarios, debido a sus propiedades nutritivas: contienen altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados, proteínas de buena calidad, vitaminas y minerales. Todo ello los convierte en un componente esencial de la cadena trófica de varios ecosistemas acuáticos.

Océano Antártico

Pero lo que realmente resulta sorprendente de este pequeño crustáceo es su impresionante contribución a la captura de dióxido de carbono. Así lo ha demostrado un estudio realizado en el océano Antártico, que ha arrojado unas conclusiones que han sobrepasado las expectativas de los propios investigadores.

Todo comienza por la forma de alimentarse de los copépodos, así como de otros tipos de zooplancton de la Antártida, como el krill y las salpas. El alimento lo sacan principalmente del fitoplancton, la materia vegetal que se encuentra, como ellos, flotando en la superficie del océano.

El plan de estos diminutos animales es muy sencillo: se trata de comer todo lo posible en verano antes de que llegue la temporada de hibernación, momento en el que tendrán que abandonar la superficie para sumergirse en el fondo del océano.

Dióxido de carbono

Cuando llega el invierno, el zooplancton quema lentamente la grasa acumulada mientras hiberna bajo las aguas, a cientos o incluso miles de metros de profundidad. Dicho proceso libera enormes cantidades de dióxido de carbono que quedan atrapadas en el fondo marino, impidiendo así que los gases lleguen a la atmósfera.

Los investigadores del citado estudio llaman a este fenómeno bomba de migración vertical estacional (Seasonal Vertical Migration Pump o SVMP, por sus siglas en inglés). Los copépodos son los que más contribuyen al mismo, seguidos por el krill y las salpas.

Krill antártico.

Millones de toneladas

Gracias a la SVMP se consigue capturar hasta 65 millones de toneladas de carbono cada año. Cifra que supera todas las expectativas y que es el equivalente a las emisiones anuales de unos 55 millones de automóviles de gasolina.

«Nuestro estudio enfatiza el papel significativo que el zooplancton, a través de procesos activos como la migración vertical estacional, puede desempeñar en la mejora del flujo de carbono hacia las profundidades del Océano Austral», insisten los científicos, que recomiendan profundizar en este descubrimiento.

Pulga de agua (zooplancton) al microscopio.

Cambio climático

«Incluir estos procesos clave en los Modelos del Sistema Terrestre y los presupuestos de carbono resultaría en una mejor apreciación de la exportación y el secuestro de carbono y una mayor confianza al proyectar cómo la bomba biológica de carbono responderá al cambio climático», añaden los investigadores.

Precisamente, el cambio climático también influye, asegura la misma fuente, sobre el tipo, la abundancia y la distribución del zooplancton, lo que podría afectar a este trabajo de captura de carbono que realiza dichos seres.

«En el Atlántico Norte, se proyecta una reducción del 30% en la duración de la hibernación del calanus finmarchicus —una especie de copépodo— lo que podría disminuir la eficiencia del SVMP», remarcan.

Menos alimentos

Los científicos dan otro ejemplo, en este caso en el otro extremo del mundo: «Se ha sugerido que la disminución del hielo marino del Ártico mantiene al zooplancton a mayor profundidad durante más tiempo, pero esto podría verse contrarrestado por la reducción de las oportunidades de alimentación en aguas superficiales».

«Estas complejidades subrayan la necesidad de una comprensión más integral de los impactos del cambio climático en el zooplancton de altas latitudes, incluyendo una mejor apreciación de cómo se verá afectada su contribución al bombeo biológico de carbono», concluyen los investigadores.

Krill, el zooplancton más amenazado por la pesca.

Sobrepesca

Otra de las amenazas para el zooplancton es la sobrepesca, especialmente grave en el caso del krill. Este crustáceo similar al camarón, pero más pequeño de tamaño (de 1 a 5 centímetros) se utiliza como alimento para peces, ballenas, focas, pingüinos y otras aves marinas. También se emplea en suplementos nutricionales para las personas.

La situación es tan grave que, el pasado mes de agosto, se tuvo que cerrar de forma anticipada la temporada de pesca de krill en la Antártida, la cual en principio debería haberse desarrollado hasta diciembre. La decisión la tomó el organismo gestor, la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos de la Antártida (CCAMLR), tras detectar que ya se había alcanzado el límite de 620.000 toneladas.

Se trata de una medida sin precedentes que se adopta después de que, el pasado año, Estados Unidos, Rusia y China no fueran capaces de alcanzar un acuerdo que debería haber llevado a un nuevo plan de gestión para ampliar el área en la que se puede capturar krill, y que a su vez habría permitido la creación de una reserva del tamaño de California en el continente helado.