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Los científicos alzan la voz al descubrir que este país podría quedarse sin hormigas: «Es un apocalipsis»

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Antes de que el ser humano llegara al archipiélago, las cosas eran distintas. Las islas vivían a su propio ritmo, y las especies que las habitaban evolucionaban sin presiones externas. Entre ellas, una comunidad de hormigas únicas, adaptadas al entorno durante miles de años. Pero hoy, muchas de ellas están desapareciendo.

Así lo expone un estudio reciente liderado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón) y la Universidad de Maryland, publicado en la revista Science. El trabajo deja una advertencia clara: la biodiversidad de Fiyi está al límite, y las hormigas son el reflejo más visible de esa pérdida.

El país que podría quedarse sin hormigas

La investigación no se basa en conteos recientes, sino en genómica. El equipo analizó miles de muestras de hormigas recogidas durante años en distintas zonas del archipiélago. A partir de su ADN, pudieron reconstruir la historia de cada especie, desde su llegada a las islas hasta su situación actual.

Los datos apuntan a que el declive comenzó tras la llegada de los primeros humanos, hace unos 3.000 años, y se ha intensificado en los últimos tres siglos, coincidiendo con la colonización europea, la globalización y el avance de la agricultura. Mientras tanto, las especies invasoras no dejan de expandirse.

Los investigadores han identificado 65 colonizaciones diferentes. Algunas especies llegaron por medios naturales hace millones de años. Otras lo hicieron en cargamentos, barcos y mercancías recientes. Son estas últimas las que mejor se han adaptado a los cambios, no dependen de hábitats concretos y resisten en entornos alterados.

El impacto real de perder hormigas nativas en Fiyi

Lo que está ocurriendo en Fiyi no es un caso aislado. Los científicos lo ven como un aviso. Las islas, por su tamaño y aislamiento, suelen mostrar antes los efectos de las alteraciones ambientales. Si allí las especies están desapareciendo a este ritmo, es posible que en otros lugares esté ocurriendo lo mismo sin que nadie lo note.

Las hormigas nativas más afectadas son las que necesitan bosques intactos para sobrevivir. En cuanto su entorno cambia (ya sea por agricultura, tala o urbanización), desaparecen. En cambio, unas pocas especies más resistentes siguen presentes en áreas degradadas, aunque no compensan la pérdida general.

El estudio también pone en duda una idea extendida: que las islas pequeñas son más vulnerables por su tamaño. En realidad, los investigadores observaron que el factor más determinante no fue el tamaño de la isla, sino el nivel de alteración del hábitat. Algunas de las mayores caídas poblacionales ocurrieron en islas grandes como Viti Levu, especialmente en zonas bajas y degradadas. Esto refuerza la idea de que la presión humana, y no la geografía, es la principal amenaza.

«Lo preocupante no es sólo lo que hemos descubierto en Fiyi», explica Evan Economo, profesor de entomología en la Universidad de Maryland y uno de los autores del estudio. «Es lo que esto podría estar anunciando sobre otros ecosistemas parecidos».

La pérdida de hormigas no es un simple problema entomológico. Estas especies tienen un papel clave en la salud de los ecosistemas: distribuyen semillas, procesan materia orgánica y mantienen el equilibrio de otras poblaciones. Sin ellas, la cadena se rompe.