Coches

«Es pan para hoy y hambre para mañana»: el aviso de un mecánico sobre el destrozo silencioso de los lavaderos de coches

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Lavar el coche suele ser un gesto cotidiano y aparentemente inofensivo. Sin embargo, detrás de esa rutina de limpieza se esconde un riesgo silencioso del que advierten los expertos: los llamados PFAS, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, a veces denominadas «químicos eternos». Estos compuestos, que se encuentran en detergentes, ceras, abrillantadores y otros productos en los lavaderos de coches, no se degradan en la naturaleza. Una vez liberados al medio ambiente, se infiltran en ríos, acuíferos y suelos, y permanecen durante décadas. Incluso llegan a los alimentos y al agua potable, convirtiéndose en un peligro invisible para la salud humana y la del planeta.

Los PFAS son compuestos sintéticos diseñados para repeler agua, aceite y grasa, y se utilizan desde mediados del siglo XX en infinidad de productos: desde sartenes antiadherentes hasta ropa impermeable, envases de comida rápida, cosméticos o espumas contra incendios. Su resistencia a la degradación es precisamente lo que los hace tan útiles en productos industriales, pero también lo que genera un problema grave tanto para la salud como para el medio ambiente. En los lavaderos de coches, cada vez que se enjuaga un vehículo, estos compuestos se pueden filtrarse a la red de alcantarillado y llegar a ríos y acuíferos.

El peligro de los lavaderos de coches

«Los PFAS más estudiados son el ácido perfluorooctano sulfónico (PFOS) y el ácido perfluorooctanoico (PFOA). Gracias a su estabilidad química y a sus propiedades tensioactivas, estos compuestos resultan muy útiles tanto en aplicaciones industriales como en productos de consumo. Sin embargo, su persistencia en el medio ambiente y los posibles efectos sobre la salud humana han generado gran preocupación. La exposición a PFOS y PFOA puede producirse de diversas formas: a través del agua potable, de los alimentos, del contacto con productos de consumo que los contienen e incluso en entornos laborales donde se manipulan estos químicos», explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, «los estudios en animales de laboratorio indican que el PFOA y el PFOS pueden causar efectos adversos en los sistemas reproductivos e inmunitarios, así como en el desarrollo, y en órganos como el hígado y los riñones. Ambos agentes químicos han causado tumores en los animales. Las averiguaciones más constantes son los mayores niveles de colesterol en las personas expuestas, con datos más limitados relacionados con: bajo peso al nacer, efectos en el sistema inmunitario, cáncer (en el caso de PFOA), y perturbación de la hormona tiroides (en el caso de PFOS)».

Medio ambiente

Más allá de la salud, los PFAS representan una gran amenaza para el medio ambiente. Cuando el agua de los lavaderos de coches contaminada con estos químicos llega a los ríos o acuíferos, puede extenderse varios kilómetros a la redonda. Algunos estudios han encontrado estos compuestos en peces, aves y suelos agrícolas, lo que implica que pueden volver al ser humano a través de la alimentación.

Ante esta situación, en Europa, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) ha empezado a limitar el uso de PFAS en productos de consumo y promoviendo alternativas más seguras.

«La Comisión Europea ha adoptado nuevas medidas en el marco del Reglamento REACH (la legislación de la UE sobre sustancias químicas) para proteger la salud humana y el medio ambiente mediante la restricción del uso de ácido undecafluorohexanoico (PFHxA) y sustancias relacionadas con el PFHxA. La restricción prohibirá la venta y el uso del PFHxA en los productos textiles de consumo, como las chaquetas para la lluvia; envases de alimentos, como cajas de pizza; mezclas de consumidores, como aerosoles de impermeabilización; cosméticos como los productos para el cuidado de la piel; y en algunas aplicaciones de espuma de extinción de incendios, como la formación y las pruebas, sin comprometer la seguridad. No afecta a otras aplicaciones del PFHxA, por ejemplo en semiconductores, baterías o pilas de combustible para hidrógeno verde. Esta restricción constituye un importante paso adelante en la reducción de las emisiones de PFAS».

El auge de los lavaderos ecológicos

Aunque el riesgo individual de un solo lavado de coche pueda parecer bajo, lo cierto es que la exposición repetida y constante a los PFAS aumenta la probabilidad de sufrir efectos negativos para la salud, como alteraciones hormonales, problemas en el hígado, daños en el sistema inmunitario e incluso un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer.

Por este motivo, los expertos recomiendan optar por lavaderos ecológicos, que utilizan detergentes biodegradables y, en muchos casos, incorporan sistemas de reciclaje del agua. Estos lavaderos de coches trabajan con productos de limpieza certificados, formulados para no dejar residuos tóxicos.

Finalmente, no se trata únicamente de elegir un producto o lavadero más «verde», sino de entender que la prevención es clave clave. Conocer los riesgos asociados a los PFAS y reducir la frecuencia de lavados innecesarios son medidas que, combinadas, pueden proteger tanto nuestra salud como la del planeta.