Wasabi olímpico: capítulo cuatro

Quizá soy un poco gafe

OKDIARIO descubre todos los secretos de los Juegos Olímpicos de Tokio

En el cuarto capítulo de 'Wasabi olímpico' hacemos nuestro particular triatlón cubriendo cinco deportes diferentes

En el tercer capítulo de 'Wasabi olímpico' nos tiramos al agua en la final de Mireia Belmonte

En el segundo capítulo de 'Wasabi olímpico' pasamos un día en las carreras y de mercadillo culinario

En el primer capítulo de 'Wasabi olímpico' nos adentramos en el IBC de Tokio

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Para triatlón, el de los periodistas en la tercera jornada de los Juegos Olímpicos. Cubrir esta cita es una sensación única para todo aquel que siempre soñó escribir sobre el papel, pero también es un ejercicio de resistencia y más en una ciudad como Tokio donde las distancias son tremendas. El colmo es hacerse cientos de kilómetros en un día para cubrir cinco disciplinas con opciones de medalla española… y que gane el bronce en la que no estás. Soy un poco gafe.

Y además hubo madrugón de los importantes. El mañaneo lo pasamos en la bahía de Tokio, donde se celebró la prueba de triatlón. De ahí nos marchamos sin medalla pero orgullosos de los nuestros. En especial de un Mario Mola que nos atendió minutos después de sólo poder ser décimo en una carrera en la que tenía muchas expectativas puestas. Otra vez será. De ahí nos fuimos al taekwondo y esgrima, pero nada. Tampoco hubo fortuna.

La siguiente opción de medalla española tenía nombre y apellidos: Ander Elosegui. Para ello tuvimos que coger un bus que nos llevó al canal de Kasai. Una vez allí, de la nada, surgió la opción de medalla de la mano de David Valero en la prueba de ciclismo en montaña. Desde la sala habilitada para la prensa tuvimos que ver la remontada heroica del ciclista andaluz que tuvo que adelantar a treinta rivales para colgarse el bronce al cuello. La única prueba con opción de medalla a la que no fuimos… y allí cayó. Hay que tener mala fortuna, pero todo sea por España.

El maratón del tercer día de Juegos Olímpicos lo acabamos en el pabellón de Saitama viendo a la España de Gasol y Ricky azotar a Japón. Incluso pude charlar a la conclusión con Pau, el mejor jugador de la historia del baloncesto español. Por cosas como esta merece la pena llevar horas y horas despierto circulando por Tokio y sus zonas limítrofes. Mañana más… y esperemos vivir la consecución de una medalla en persona.

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