Un día en las carreras y de mercadillo culinario

En el primer capítulo de Wasabi olímpico nos adentramos en el centro de prensa para conocer los baños más futuristas del mundo (con banda sonora incluido) y ahora nos toca abandonar el nido para viajar hasta el circuito de Fuji, lugar cercano al mítico monte donde Alejandro Valverde iba a disparar su última bala olímpica en la prueba de ciclismo en ruta. Al final todo fue fogueo y el ganador de la prueba fue un Richard Carapaz que en el que tuvimos la oportunidad de charlar minutos después de la prueba.

A diferencia de lo que ocurre en Tokio, que está en estado de alarma por el aumento de casos, en la Prefectura de Shizuoka se respira libertad y por ello pudimos asistir a la primera competición con público en los Juegos Olímpicos. De ahí que unos hombrecillos machina en mano te rocíen y además te den clases de beat box sin nombrar ningún tipo de comisión. En Japón hay gente honesta… e inteligente, que en lugar de cargar cajas de refrescos las ubican en las escaleras mecánicas para librarse el esfuerzo. Nada pasa por casualidad en esta vida.

Conocer los adentros de unos de los circuitos más míticos de Japón está bien pero mejor es palpar la gastronomía japonesa. El sushi es uno de sus productos mejor vendidos al mundo pero aquí hemos venido a jugar. Toca bajar al barro. El buffet que se sirve en los alrededores del circuito de Fuji parece un mercadillo ambulante con sus brochetas de carne, los míticos tallarines o hasta dim sum. Sólo falta wasabi. Y de postre: el clásico helado de hielo japonés con un poco de condimento. Después del ágape e informar todo sobre lo sucedido en Fuji, toca autobús y vuelta al hotel de Lost in Translation. Hasta mañana, OKamigos.