'Los papeles secretos de Amedo' (4)

La Ertzaintza copió del maletín el plan para atentar contra Abetxuko que se ejecutó un año después

maletín AMEDO
Manuel Cerdán

Entre la documentación de los GAL, que el policía José Amedo guardaba en un maletín que cayó en manos de la Ertzaintza antes del inicio de la guerra sucia, destacaba un informe sobre el domicilio y los movimientos del etarra José Ramón López de Abetxuko, que había sido elegido por la Policía como un objetivo de ETA a abatir. El automóvil de Abetxuko -un Renault 20- saltó por los aires en Hendaya, un año después, tras colocar los mercenarios un artefacto explosivo en el motor del vehículo.

Como viene informando OKDIARIO, el subcomisario de Bilbao quedó conmocionado y trasladado a un hospital tras sufrir un accidente de circulación el 21 de septiembre de 1983 en la autopista Bilbao-San Sebastián. La Ertzaintza aprovechó el tiempo que Amedo permaneció en urgencias del hospital de Basurto para fotocopiar los papeles del portafolios. El policía regresaba del sur de Francia donde había mantenido encuentros con mercenarios de los GAL. En aquellas fechas el Gobierno socialista de Felipe González había puesto en marcha toda la estructura de seguridad del Estado para iniciar la guerra sucia contra ETA.

Abetxuko era uno de los pistoleros históricos de ETA a quien la policía española encuadraba dentro del aparato de seguridad de la banda terrorista. Paradójicamente, se encargaba de dar protección a los cabecillas etarras que la banda creía que podían ser objetivos de los GAL. Su nombre aparecía entre los etarras acechados por los mercenarios antiterroristas, siguiendo el encargo de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao. Eso sí, la delegación policial en el País Vasco recibía instrucciones del Ministerio del Interior y de su representante en el Gobierno Civil de Vizcaya, Julián Sancristóbal.

Los mercenarios de los GAL en el sur de Francia tenían localizado a Abetxuco desde el verano de 1983, pero no colocaron una bomba en su automóvil hasta el 11 de diciembre de 1984, cuando los grupos paramilitares ya llevaban más de un año sembrando el terror en el país vasco francés. Abetxuco salió ileso del atentado porque en el momento de la explosión no se encontraba en el interior del automóvil. Sí resultó herido el también vasco Juan José Iradi, amigo del etarra, que se disponía a reparar una avería del coche.

A pesar del fracaso, el atentado fue reivindicado por los GAL en una llamada a una emisora de radio. El portavoz de los antiterroristas manifestaba que Abetxuko no tendría tanta suerte en la próxima ocasión: “Nosotros también sabemos lo que son los coches-bombas”, sentenciaba.

Tras las pesquisas de la policía francesa señalaron como sospechosa, a partir de la declaración de los testigos, a una mujer bajita y morena, que pronto fue señalada como la “dama negra” de los GAL. Su nombre, Dominique, también aparecía en la agenda de Amedo que la Ertzaintza fotocopió del maletín tras el accidente.

La nota sobre la vigilancia a Abetxuko

La nota del maletín de Amedo sobre la localización en Hendaya de Abetxuko iba acompañada de un croquis con la posición precisa de la vivienda junto a la carretera de Bayona. Era tan minuciosa que hasta detallaba el lugar donde había una clínica de perros.

«La casa sólo tiene tres pisos: en el primero viven unos franceses, en el segundo izquierda vive José Ramón López Abechuco (sic) y en el tercero, otros franceses», puntualizaba su redactor.

Por los datos tan pormenorizados que figuran en la nota daba a entender que la información iba dirigida a la perpetración de un secuestro: “Dando la vuelta a plaza, en coche, es la última calle, a la derecha. Esa calle va a dar a la carretera de Bayona. Al principio de la calle, a la derecha, hay un descampado o solar, de unos 50 metros. Y a continuación está la casa. Al pasar la casa hay una clínica de perros con un cartel en la puerta”, señalaba.

La nota sobre la vigilancia a Abetxuko

Años después los planes para atentar contra Abetxuko también aparecieron en un zulo de los GAL. Los periodistas de Diario 16, Melchor Miralles y Ricardo Arques, encontraron en el interior de una caja una fotografía de un Renault-20, con matrícula francesa 6787 QU 64, que pertenecía al dirigente de ETA José Ramón López de Abetxuko, El etarra, según los documentos del maletín de Amedo, era uno de los objetivos de los GAL desde meses antes de entrar en acción, como se demuestra en el informe que desvela hoy OKDIARIO.

La foto del francotirador

Los agentes de la policía autonómica también tuvieron acceso a documentos sobre el mercenario Patrick Noel de Carvalho, cuya fotografía también aparecía en el interior del maletín, que reproduce OKDIARIO. Era un antiguo sargento de las tropas especiales francesas de 25 años, de ascendencia portuguesa, que regentaba un bar en Pau. Fue reclutado por Raymond Sanchis, uno de los responsables del secuestro de Segundo Marey.

Noel de Carvalho reconoció su participación en el atentado, el 15 de junio de 1984, contra el militante histórico de ETA, Pérez Revilla, para el que accionó un artefacto instalado en una motocicleta que le provocó graves heridas y la muerte días después en un hospital.

Los responsables del PNV y del Gobierno de Vitoria sabían a tiempo real que la imagen del activista arrestado por la policía francesa, tras el atentado contra Pérez Revilla, era el de la fotografía del maletín sustraído a Amedo, pero nunca trasladaron los datos a los jueces.

Amedo Maletín
La foto que iba en el maletín del mercenario Patrick Noel de Carvalho.

Así mismo, el paracaidista fue señalado como el autor del disparo que acabó con la vida de Eugenio Gutiérrez “Tigre” con un rifle de precisión desde un monte cercano, a una distancia de más de 300 metros. También fue el francotirador que abatió a Mikel Goikoetxea “Txapela” con un rifle del calibre 22 largo. Aquel atentado fue celebrado por la jerarquía policial de Bilbao en homenaje a una agente de la Policía Nacional que el etarra había asesinado años antes.

Otro mercenario, Lucien Mattei, que también aparecía en los papeles de Amedo, era un hampón marsellés que había pasado 20 años en la cárcel francesa por asesinar a un miembro de una familia mafiosa. Cuando Amedo lo conoció tenía 42 años. Mattei fue uno de los responsables de la masacre del Monbar de Bayona.

En esa época, aunque los mandos superiores de Amedo eran Miguel Planchuelo -ya fallecido-, comisario de Información del País Vasco, y Francisco Álvarez, jefe Superior de la Policía, recibía las órdenes de manera directa del gobernador civil de Vizcaya, Julián Sancristóbal. A comienzo de 1984, ya en pleno apogeo de los GAL, el socialista vasco fue nombrado director general de la Seguridad del Estado.

En enero de 1984, El PNV -mientras usaba los papeles secretos de Amedo para sus maniobras políticas- censuraba a Luis Olarra por defender la guerra sucia contra ETA. El Consejo Nacional del Partido Nacionalista Vasco calificó de “desestabilizadoras y apologistas” las palabras del empresario vasco y político de Alianza Popular: “Sus afirmaciones constituyen una llamada a la desestabilización del sistema democrático y una invitación a que la sangre siga empapando a la sociedad vasca”, enfatizaba con cinismo el comunicado.

En noviembre de 2021, el responsable institucional del PNV, Koldo Mediavilla, afirmaba que sería “bueno para la regeneración democrática” que el Ejecutivo de Pedro Sánchez iniciara las investigaciones necesarias para “clarificar y, en su caso, depurar todas las responsabilidades en las acciones de terrorismo de Estado cometidas so pretexto de la lucha contra ETA”.

“Consigamos, de una vez por todas, que el Estado elimine de su cabeza los piojos del GAL, de la Triple A, del Batallón Vasco Español, de GAE, de Guerrilleros de Cristo Rey y de todos aquellos que parasitaron la democracia con la violencia”, sentenciaba.

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