El presidente de Filipinas pone fin al proceso de paz con los rebeldes maoístas
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, decidió abandonar las negociaciones con la rebelión maoísta destinadas a poner fin a décadas de conflicto, después de que ambas partes hubieran cancelado un alto el fuego en vigor desde hace cinco meses.
La rebelión anunció esta semana que ponía fin a la tregua decretada unilateralmente por cada una de las partes en agosto, cuando iniciaron negociaciones en Oslo. Dos días después, las fuerzas gubernamentales también anularon el alto el fuego.
Duterte, que había liberado a los jefes de la rebelión para relanzar las negociaciones de paz tras asumir el poder en junio, reaccionó airadamente ante la decisión de los comunistas. Dijo estar dispuesto a combatir durante mucho tiempo.
«Le dije a los soldados que se preparen para una guerra larga. Dije que la (paz) no vendrá durante nuestra generación», declaró el sábado por la noche ante la prensa.
«Ya no me interesa hablarles. Rechazo hablar de ello», dijo Duterte. «Luchamos desde hace 50 años. Si quieren, podemos seguir otros 50 años, sin problemas, estaremos contentos de complacerles».
Los rebeldes habían rescindido la tregua acusando al gobierno de «traición» y de violar los Derechos Humanos. La insurgencia comunista en Filipinas empezó en 1968 y es uno de los conflictos más antiguos del planeta, con un balance de 30.000 muertos, según los militares.
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