Marruecos llama a consultas a su embajador en Túnez tras una visita del líder del Polisario

Mohamed VI Marruecos
El rey de Marruecos, Mohamed VI, y el príncipe heredero, Mulay Hasán.

El Gobierno de Marruecos ha llamado este viernes a consultas a su embajador en Túnez tras la acogida brindada al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, invitado a una cumbre que reúne a representantes de Japón con países africanos.

El presidente tunecino, Kais Saied, ha recibido a Ghali en el aeropuerto, en un simbólico gesto que no ha tardado en generar el malestar de Rabat. «Es un acto grave e inédito, que hiere profundamente los sentimientos del pueblo marroquí», ha sentenciado el Ministerio de Exteriores en un comunicado.

Ghali ha llegado esta tarde a Túnez frente a una importante delegación de la RASD para participar en la Cumbre de Tokio para el Desarrollo en África. A su llegada al Aeropuerto Internacional de Túnez-Cartago, el presidente saharaui fue recibido por el Presidente tunecino, Kaïs Saied, junto a una importante delegación. Es la primera vez que un presidente de Túnez recibe en audiencia a un mandatario saharaui.

Sin embargo, esta recepción se suma, según Rabat, al hecho de que Túnez había ya «multiplicado» sus posicionamientos «negativos» hacia Marruecos, una «hostilidad» que ahora considera probada con la invitación «unilateal» al presidente de la Repúbica Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Por ello, Marruecos ha renunciado a participar en la Cumbre de Tokio para el Desarrollo en África (TICAD) y llamar «inmediatamente» a consultas a su embajador en Túnez.

El Ministerio de Exteriores del reino alauí ha aclarado que esta decisión no pone en entredicho los «lazos fuertes e intactos» entre ls pueblos marroquí y tunecino, vinculados por «una historia común y un destino compartido».

El objetivo de la cumbre es aumentar el desarrollo en África a través de una asociación estratégica para lograr el progreso y el desarrollo en el continente, promover el diálogo político de alto nivel entre África y sus socios y movilizar apoyo para las iniciativas de desarrollo en el continente.

Tensión diplomática

El rey Mohamed VI continua con su cruzada contra el líder del Frente Polisario,  Brahim Ghali, allí donde va. El Gobierno de Marruecos abría una grave crisis con España por el impacto que tuvo que el gobierno socialcomunista hubiera acogido al líder del Polisario: «No se debe minimizar el impacto», aseguraba entonces el país alauí.

La crisis diplomática de Marruecos con España se produjo cuando el Gobierno español permitió la hospitalización en Logroño de Ghali.  «La actitud de algunos funcionarios del Gobierno español, prejuzgando la reacción marroquí y minimizando el grave impacto en las relaciones, no pueden ocultar esta deplorable situación», se añadió.

El Gobierno marroquí exigía «explicaciones» al Ejecutivo español por la decisión de permitir el traslado a España para recibir atención médica del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un gesto que Rabat consideró «contrario al espíritu de vecindad» de los dos países.

Sumisión de Sánchez con el Sáhara

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la reunión que mantuvo el pasado mes de marzo con el rey de Marruecos, protagonizó la última cesión de España al país vecino: entregaba el Sáhara.  «España considera que la iniciativa de autonomía es la base más seria, realista y creíble para la resolución de este diferendo», aseguró el Gobierno.

«España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo», se señaló para justificar el giró español sobre el Sáhara.

El Líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, respondió, al cambio en la postura del Gobierno español, señalando que «España sucumbe ante el chantaje y la política del miedo utilizada por Marruecos. Es una posición que no se corresponde con la responsabilidad política y jurídica de España y que condicionará su papel en la resolución del conflicto».

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