Leopoldo López Gil: «Los últimos meses en prisión, a mi hijo le quitaron la comida y lo castigaron duro»
Leopoldo López Gil responde a la llamada de teléfono de OKDIARIO lleno de felicidad. «Sí, estoy mejor que nunca, claro». En la madrugada de este sábado supo que su hijo había dejado la cárcel, después de más de tres años de reclusión y torturas. Les falta información, la familia aún desconoce las condiciones del arresto domiciliario al que estará sometido el preso político más famoso del mundo. Pero sí tienen claras dos cosas: que «seguirá su lucha» y que «la presión hecha desde España ha sido clave».
Pregunta.– ¿Cómo ha conocido usted la feliz noticia?
Respuesta.– Yo estaba dormido de madrugada cuando sonó el teléfono, era mi nuera, Lilian. Claro, de primero me causó sobresalto porque eran las 4.00 de la mañana o así… Pero cuando empecé a hablar con ella me di cuenta de que no era grave, porque su voz era alegre. Y me dijo que me iba a poner a mi nieta mayor para que me diera una noticia. Y cuando esperaba la voz de Manuela, lo que oigo es la voz de Leopoldo: “¿Qué tal, papá? Hola, papá, ¿cómo estás? ¿Qué te parece? Aquí estoy…” Y yo le decía: “Pero, ¿qué haces ahí?” Pero él sólo me pedía «la bendición, la bendición». Así que le dije “Dios te bendiga”. Al fin, poco a poco, fuimos entendiendo que sí, que estaba ahí en buenas condiciones… en relativas buenas condiciones.
P.– Sí, porque el régimen ha alegado razones de salud para sacarlo de Ramo Verde…
R.– Sí, son razones más bien humanitarias las que lo han sacado de prisión. El lunes empiezan los exámenes médicos y los doctores ya determinarán las condiciones. Pero, por lo que oí de su madre y de su esposa y de él mismo, de su propia voz, él lo que cree es que está simplemente algo afectado porque los dos últimos meses han sido durísimos. Le han quitado varios días la comida y lo han castigado muy duro. Y por eso el cuerpo ha reaccionado mal, probablemente. De apariencia está más débil, pero lo noté desde el punto de vista mental totalmente fuerte. Con entusiasmo y ganas de continuar en la lucha.
P.– ¿Esta liberación puede significar que el régimen que se está debilitando?
R.– A mí, desde tan lejos y con tan poca información, me cuesta dar una opinión seria sobre eso. Pero intuiría que es una respuesta al conjunto de presiones que han recibido. Desde la presión internacional, cada vez más cualificada, a la presión nacional, cada vez más intensa y decidida. En los últimos 100 días, ha habido protestas diarias que lamentablemente han producido casi 100 muertos, más de 300 presos y 3.000 detenciones. Y no quiero contar cuantos heridos, que son más de 3.500… Es una bestialidad lo que está pasando en mi país. Y supongo yo que, a todo esto, más de una persona se habrá acercado al presidente a decirle “así no podemos seguir, así terminamos mal”. Ya hubo un tirano que huyó [Marcos Pérez Jiménez] de Venezuela después de 10 años de dictadura cuyo ayudante le dijo “mejor vámonos, porque le pescuezo no retoña, no vuelve a crecer”.
P.– ¿Hay alguna posibilidad de que Leopoldo aspire ahora a la presidencia de Venezuela?
R.– Bueno, Leopoldo no está libre. Él tiene inhabilitación política actualmente, porque cumple condena y no puede aspirar a cargo público legalmente. Pero no ha dejado nunca de ejercer la actividad política. Ha mandado instrucciones a su partido, y lo dirige desde la cárcel. Eso continuará. Pero aspirar a una elección inmediata no le preocupa a él ni a ninguno de nosotros. Lo importante es recuperar la democracia y la Justicia para Venezuela. Y con eso su propia libertad, desde luego.
P.– ¿Qué me puede decir de la labor callada de Zapatero para lograr la liberación e Leopoldo?
R.– No tengo información al respecto. Pero si la hubo y fue efectiva, no tiene más que mi reconocimiento y agradecimiento. Como lo tengo igual para el presidente Rajoy, el presidente González y el presidente Aznar. Y para todos los partidos políticos democráticos de España que no han hecho sino manifestarse en apoyo de nuestra causa. Incluso el Gobierno, influyendo en lo posible en la Unión Europea, que también ha sido muy débil. La presión española ha sido superior a la hispanoamericana. Y es que la hispanoamericana ha sido más por parte de ex presidentes, académicos y legisladores que por los presidentes en los Gobiernos actuales.
P.– Todos los líderes políticos españoles han celebrado la salida de su hijo de la cárcel. Todos menos Pablo Iglesias. Es más, el jefe de Izquierda Unida, Alberto Garzón se ha permitido llamar a Leopoldo “golpista” una vez más…
R.– Yo no me miro en el mismo espejo en que se miran ellos. Yo siempre digo que no hay peor enemigo que la propia conciencia. Esos señores se verán en su espejo en algún momento y no puede ser que estén predicando “libertad y justicia” y por otro lado estén guardándose sus palabras en un bolsillo. Tienen que ser consientes de lo que dicen, porque la gente no es tonta y no se deja engañar.