Historia
Edad Media

Ni caza ni tiro con arco: uno de los deportes más populares en la Edad Media apenas se practica hoy

Durante la Edad Media, la vida cotidiana giraba en torno a rigurosas estructuras religiosas, políticas y militares. Las actividades físicas no formaban parte central del día a día de la mayoría de la población. En la Alta Edad Media, el control de la Iglesia sobre los hábitos sociales limitó enormemente las prácticas recreativas que tuvieran que ver con el cuerpo.

No obstante, con la llegada de la Baja Edad Media y el progresivo declive de las restricciones impuestas por el poder eclesiástico, empezaron a aparecer nuevas formas de ocio entre los estamentos más altos. Las guerras, las pestes y el avance de ciertas ideas dieron lugar a espacios donde se comenzó a fomentar el ejercicio físico, especialmente entre la nobleza.

Este es uno de los deportes más populares en la Edad Media y hoy casi ni se practica

El contexto recién mencionado fue propicio para que apareciera con fuerza una actividad que hoy quedó en el olvido: la justa. Este curioso deporte tuvo su auge entre los siglos XII y XV, principalmente en Europa occidental. Aunque se la asocie erróneamente con el torneo, sus características eran distintas.

Cabe remarcar en este sentido que la justa era un combate individual, entre dos caballeros armados y montados a caballo. El torneo, por su parte, solía ser colectivo y más ceremonial. En la justa, las armas eran reales, por lo que las heridas o incluso la muerte no podían sorprender a nadie.

Su propósito no era simplemente el entretenimiento: muchas veces servía para resolver disputas judiciales o reivindicar un derecho.

En la justa, el vencedor debía derribar a su oponente del caballo, normalmente rompiendo tres lanzas como parte del proceso. Era una forma de ordalía, también llamada juicio de Dios, en la que se creía que la victoria revelaba la verdad divina.

¿Cómo fueron los comienzos de la justa en la Edad Media y cómo evolucionó?

Los orígenes de este deporte están vinculados a antiguas costumbres germánicas y árabes. Estas tradiciones, fusionadas con el modelo feudal europeo, dieron lugar a un sistema de competición reglado, con estrictas ordenanzas.

Por su parte, en los torneos y justas se practicaba el uso de armas en tiempos de paz. Las normas determinaban los tipos de armas permitidas, el modo de combate y los procedimientos a seguir antes, durante y después del enfrentamiento. En tanto, los reyes presidían estos actos o delegaban su organización en jueces de alto rango.

La justa era también un vehículo para el adiestramiento militar. Su práctica permitía a los caballeros ejercitarse en el uso de la lanza, la armadura y el manejo del caballo. Todo ello bajo la mirada de la nobleza y en un entorno controlado.

Cabe remarcar que el desarrollo de una justa implicaba una preparación compleja, detallada a continuación:

Cada caballero podía contar con ayudantes, escuderos y músicos. La organización contaba también con guardias, heraldos y farautes, que se encargaban de mantener el orden y hacer cumplir las reglas.

Una figura central en estos eventos era la dama de honor, encargada de entregar el premio al vencedor. Este solía consistir en una banda bordada o una joya, cuyo valor no era material sino simbólico: significaba haber sido digno ante el juicio del combate.

¿Qué ocurrió con la justa y por qué ya no es tan popular?

A pesar de su importancia, la justa comenzó a perder popularidad hacia finales del siglo XV. El avance de las instituciones modernas, el cambio en las formas de resolver disputas y las nuevas concepciones militares relegaron este deporte al plano anecdótico.

En Inglaterra, algunos reyes permitieron su práctica en ocasiones especiales. La Iglesia, sin embargo, mantuvo siempre una actitud crítica: el Papa llegó a prohibir el entierro cristiano de quienes muriesen en este tipo de combates.

Posteriormente, en el siglo XVI, estas prácticas fueron sustituidas progresivamente por duelos privados, con armas de fuego o espadas.

Aunque existen recreaciones modernas, especialmente en festivales históricos o representaciones escénicas, la justa dejó de ser un deporte funcional.