Hallazgo histórico: el ADN de un romano pone en jaque lo que sabemos de las migraciones en Europa
Cuando imaginamos a un gladiador romano pensamos en un hombre mediterráneo o del norte de África, pero esa idea parece bastante alejada de la realidad. Sobre todo si nos fiamos del último gran hallazgo histórico que han realizado en Reino Unido.
Según explican en la revista Nature, los análisis de ADN realizados al cadáver de un gladiador romano revelan que tenía ascendencia escandinava.
Puede parecernos un tema menor, pero se trata de una prueba de cómo fueron las migraciones europeas hace dos milenios y cuáles fueron las conexiones culturales del Imperio Romano.
El hallazgo histórico de un gladiador en un cementerio de York
El descubrimiento se ha realizado en un antiguo cementerio romano de York, en Reino Unido. Lo primero que llamó la atención a los investigadores fueron las heridas en el esqueleto y objetos que se encontraron, lo que demostró que se trataba de un gladiador.
Sin embargo, la gran sorpresa llegó cuando realizaron los primeros análisis de ADN. El gladiador tenía una clara ascendencia escandinava, lo que no coincide con lo que sabíamos sobre la población romana de Britania.
Siempre que se encuentran nuevas pistas sobre las costumbres y estilo de vida en la Antigua Roma, los resultados de las investigaciones dan la vuelta al mundo.
Pero en esta ocasión la sorpresa fue más grande de lo previsto. El hallazgo sugiere que las conexiones entre Escandinavia y el resto de Europa eran más grandes de lo que se pensaba. Por ejemplo, en el comercio de esclavos.
El descubrimiento que cambia todo: un gladiador con raíces nórdicas
Este descubrimiento es tan relevante porque desafía la visión tradicional de las migraciones en Europa durante la era romana.
Hasta ahora, se creía que los movimientos de población entre Escandinavia y las provincias romanas eran limitados y no ocurrían a gran escala hasta la era vikinga, siglos después.
Sin embargo, este hallazgo en el ADN es una prueba de que las conexiones entre ambas regiones comenzaron mucho antes de lo que imaginábamos. Al menos, hace 1.800 años.
Una teoría que manejan los científicos es que la presencia de un romano con orígenes escandinavos en Britania no se trata de un caso aislado.
Es decir, que los romanos hicieron valer su capacidad para integrar otras culturas y facilitar los movimientos migratorios de una manera más amplia de lo que se pensaba.
El hallazgo romano que cambia los orígenes de Europa
Este hallazgo cambia todo lo que pensábamos sobre las dinámicas culturales y sociales de la Europa de hace milenios.
Por ello, ha abierto nuevas líneas de investigación a los historiadores. Estas son las preguntas que ahora se plantean:
- Conexiones culturales tempranas: ¿Qué grado de influencia tenían las culturas del norte de Europa en las provincias romanas?
- Redes comerciales y esclavitud: ¿Fue el Imperio Romano un catalizador de movimientos migratorios más amplios de lo que se ha documentado hasta ahora?
- Impacto en la identidad romana: ¿Cómo se integraron personas de orígenes tan diversos en una sociedad tan estructurada como la romana?