Los arqueólogos no dan crédito: un pescador de truchas gallego tropieza con un tesoro gótico en mitad del río

Salir a pescar truchas tiene su punto de azar. Hay días que se vuelve con la cesta medio llena, y otros en los que no se pesca nada. Esa es la rutina del pescador: paciencia, agua fría y un poco de suerte. Pero lo que nunca imaginó Fernando Brey Quintela, mientras caminaba por el río Sar, en Santiago de Compostela, fue que acabaría tropezando, literalmente, con un pedazo de historia.
Esto no era una roca, sino que se trataba de una Virgen gótica del siglo XIV, enterrada bajo siglos de musgo y agua, con un valor estimado de hasta 85.000 euros.
Descubren una Virgen gótica en el cauce del río Sar
La historia de cómo se encontró este tesoro es más que curiosa. Una casualidad. Fernando es un pescador de Loimil que lleva un par de años instalado en Santiago por trabajo. Aquel día de junio de 2020, después de una jornada arreglando una casa cerca del Sar, le preguntó a los vecinos si solía haber trucha en ese tramo del río y decidió salir a probar suerte.
Mientras avanzaba por el cauce, tropezó con un bulto cubierto de musgo. Volvió al día siguiente con el móvil, le sacó fotos y se las envió a Ana Paula Castro, experta en patrimonio. Al ver las imágenes, se determinó que no era cualquier piedra.
Desde entonces, el hallazgo se mantuvo en secreto para evitar robos. Sólo unas pocas personas sabían lo que guardaba aquel rincón del Sar, a menos de un kilómetro de la catedral de Santiago. La pieza fue finalmente extraída del río y trasladada al Museo de las Peregrinaciones, donde comenzó su estudio y restauración.
Se calcula que la escultura pesa entre 150 y 200 kilos. Está tallada en granito en cuatro de sus cinco caras y muestra a una Virgen entronizada con el Niño. A los lados, dos ángeles (o putti) sujetan el manto.
Aunque el paso del tiempo ha desgastado sus formas, aún se distinguen detalles como las manos o un pequeño botafumeiro de apenas 6 centímetros. La cabeza de la Virgen y la del Niño han desaparecido, probablemente mutiladas hace siglos con intención de desacralizar la imagen.
¿Cómo es la Virgen gótica?
La escultura que encontró Fernando es un buen ejemplo del estilo gótico gallego. Una Virgen más humana, cercana, menos rígida que las representaciones románicas anteriores. El Niño se sienta sobre el regazo de su madre, rodeado de ángeles, en una escena que transmite afecto más que solemnidad.
Hasta la base de la pieza está decorada. Tiene una flor de cuatro pétalos en el centro, rodeada de hojas de acanto entrelazadas. Todo apunta a que esta Virgen estaba pensada para ir incrustada en una pared, quedando suspendida, visible desde todos los ángulos menos por detrás. La cara trasera es la única sin tallar.
Aunque muchas vírgenes góticas se hicieron en madera policromada, esta es de piedra. Aguantó siglos bajo el agua, escondida, cubierta por una gruesa capa de musgo que, según los expertos, fue también su escudo protector. Estiman que podría haber permanecido ahí durante 200 o 300 años.
Hoy, ya limpia y protegida, la Virgen de Conxo (como la han bautizado algunos) forma parte del patrimonio gallego.
Fernando Brey, que podría recibir hasta el 50 % de su valor según la legislación, asegura que lo más importante es que la talla «se conserve y sea para todos».