Los vecinos del ‘unabomber’ jubilado y admirador de la Pasionaria: «Era un hombre muy raro»
Las personas que conocían al hombre coinciden en que era "muy extraño"
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El jubilado que envió ‘cartas bomba’ a Sánchez no es un fascista sino «un nostálgico de la URSS»
Los vecinos del hombre de 74 años que, según investiga la Policía, envío cartas con material pirotécnico comentan que era «muy raro, siempre iba a su bola». Apenas hacía vida junto a su comunidad. «Siempre iba rápido de un sitio para otro. Alguna vez vino a mi bar, pero no era un habitual. Se tomaba un vinito, un mosto, pero no era de mucho beber», explica Víctor, el propietario de un bar muy próximo al bloque de pisos donde vivía. «Llevaba unos años jubilado. Parece ser que era enterrador para el Ayuntamiento de Vitoria. Yo que vivía un par de pisos debajo suyo, me le encontraba y era agradable. No hablaba nada de política. Era muy, muy reservado», indica Luis.
La sensación general de sorpresa. «No hacía mal a nadie. Quizá se le han cruzado los cables», explica una mujer mayor del bloque de al lado que recuerda «perfectamente» al vecino al que describe como «uno más». El barrio de La Charca ha amanecido este miércoles pasmado al comprobar que uno de sus vecinos ha sido detenido y tendrá que declarar este viernes en la Audiencia Nacional. «Aquí parece que nunca pasan cosas», apunta una vecina.
Pompeyo hacía ya una década que se había jubilado. Tenía admiración, según sus redes sociales y el registro de la Policía desvelado por OKDIARIO, por el régimen de la Unión Soviética. Sin embargo, mantenía una intensa agenda. No tenía ni mujer ni hijos. Así lo confirma el buzón del portal donde vivía.
En declaraciones a OKDIARIO, los vecinos coinciden en que hacía una vida muy solitaria. Varios recuerdan que la localidad de Miranda de Ebro, localidad donde se ha registrado los hechos, tiene muy presente a la banda terrorista ETA. Muchos habitantes viven en este municipio burgalés –el tercero en población de la provincia–, pero trabajan en País Vasco, sobre todo en Vitoria. Aún están presentes casos de personas que han simpatizado con los etarras y que les han protegido. «Aquí hay una herriko taberna», señala Paco, otro veterano de Miranda.
Otro hombre, de nacionalidad ecuatoriana, indica que alguna vez en su tienda le ha atendido. «Es un terrorista presuntamente, espero que pague con todo el peso de la Justicia», expresa. «Un hombre tan mayor que hace esta tontería no creo que sea motivo para tanta polémica. No le veo yo preparando bombas para matar a gente», comenta una madre que prefiere no aparecer ante la cámara.
Detención
Otra mujer que regenta un bar explica que a las nueve de la mañana ha visto un amplio despliegue de medio centenar de agentes del servicio secreto. «Todos iban con pinganillo. Se les notaba que eran policías. He vuelto de la gestora de hacer unas gestiones y ya he visto a este hombre detenido con las esposas frente a una lonja», indica. Así, los agentes de la Policía Científica y los Tedax han intervenido para evitar deflagraciones.
Los agentes han registrado a fondo su casa. La vivienda ha estado acordonada unas horas. Posteriormente, han retirado un coche blanco con el que Pompeyo se movía por la zona. A mediodía ya se había recuperado la normalidad. Únicamente los periodistas apostados en la puerta dejaban notar que Miranda de Ebro se ha colocado en el centro de la actualidad nacional.