Presos de ETA

Urkullu pone en libertad a un etarra al que le quedan 5 años de cárcel por quemar una comisaría

ETA
Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez.
Pelayo Barro

El etarra Ugaitz Perez Zorriketa ya no tendrá que volver a la cárcel de Basauri (Vizcaya). Condenado a 25 años por delitos relacionados con la kale borroka, incluidas lesiones provocadas en un ataque con cócteles molotov contra una comisaría, sólo debía acudir a prisión a dormir desde febrero. Ahora, la prisión bajo control del Gobierno de Iñigo Urkullu ha decretado para él libertad condicional: sólo deberá llevar una pulsera de control electrónico. Le quedaban 5 años de pena por cumplir. En sólo dos años ha pasado de estar encarcelado en Castellón a estar en libertad en su pueblo, Galdácano, gracias a los beneficios otorgados por los gobiernos central y vasco siguiendo la hoja de ruta marcada por EH Bildu.

El 18 de julio de 1998, en plena madrugada, los agentes que cumplían con su turno nocturno en la comisaría de la Ertzaintza en Amorebieta se sobresaltaron al comprobar que el edificio, de pronto, había comenzado a arder. Las llamas alcanzaron tal intensidad y altura que durante un periodo de tiempo les impedía salir del edificio. La posterior sentencia judicial consideraría que el fuego provocó una «situación de extremo peligro para la vida e integridad de los agentes».

En los exteriores, un grupo de 20 personas, miembros del comando Galdácano especializado en acciones de Kale Borroka, se habían organizado con antelación para situarse en todos los flancos de la comisaría y comenzaron a lanzar cócteles molotov. El objetivo no era otro que calcinar la instalación policial con sus trabajadores dentro. No hubo que lamentar víctimas mortales, aunque si heridos y cuantiosos daños materiales. Uno de ellos, que actuaba de cabecilla, era Ugaitz Perez. Fue condenado a 25 años por este y otros ataques. Hoy, tras una decisión del Gobierno vasco, ya es libre. Puede ir a donde quiera siempre que lleve consigo una pulsera de control electrónico. La libertad llega para él 5 años antes de culminar su pena.

Como ha informado Etxerat, la plataforma de apoyo a los presos etarras, Pérez es el último condenado por terrorismo que ha salido a la calle desde una cárcel vasca en ese goteo incesante de terceros grados y semilibertades que está impulsando el Gobierno vasco. Un plan que tan sólo encuentra oposición en la Audiencia Nacional, que se encuentra revisando más de una docena de estos beneficios. Ya ha tumbado varios de ellos.

El recorrido penitenciario de Ugaitz Perez ha experimentado grandes cambios en apenas dos años: hasta octubre de 2020 cumplía condena en el  Centro Penitenciario Castellón II, de donde fue trasladado a Logroño. Unos meses más tarde, en abril de 2021, de La Rioja pasó a la cárcel de Bilbao. En octubre de ese año, Urkullu asumió las competencias en prisiones. En febrero de 2022 se le concedió el tercer grado y, ahora, la libertad condicional. Dos años exactos de cumplir condena en Castellón a vivir libre en su pueblo. Unos tiempos muy similares a los de decenas de etarras que han sido puestos en libertad en los últimos meses, ejecutando la última fase del plan pactado entre el Gobierno de Pedro Sánchez, EH Bildu y el PNV.

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