CORRUPCIÓN

¿Y si Leire Díez fuera una militante de base actuando por cuenta propia?

¿Y si Leire Díez fuera una militante de base actuando por cuenta propia?
Leire Díez y Lolita Flores.
Luis Balcarce

El escándalo de Leire Díez admite una lectura alternativa que, paradójicamente, podría ser más preocupante que una operación orquestada desde Ferraz. ¿Y si realmente estamos ante una militante actuando por cuenta propia, convencida de que hacía lo correcto para su partido?

La trayectoria de Díez encaja con el perfil de una activista. Participó en Los Sugus -el grupo de apoyo digital a Sánchez en 2014 cuando apoyarle era casi un acto de fe-, fue teniente de alcalde en un pequeño pueblo cántabro, trabajó en comunicación del partido en su región. Sus puestos en empresas públicas, aunque sospechosos de enchufismo, no son inusuales para profesionales con su perfil y experiencia en comunicación corporativa.

La licenciada en Ciencias de la Información, que ocupó puestos de responsabilidad en empresas públicas como Enusa (la empresa estatal de uranio) y Correos durante el Gobierno de Sánchez, ha insistido en que trabaja como periodista autónoma desde principios de 2024. Todo parece indicar que a sueldo del empresario Javier Pérez Dolset.

Según la versión oficial del PSOE, esta militante habría actuado por su cuenta al reunirse con empresarios y abogados ofreciendo «tratos favorables de la Administración» a cambio de información comprometedora sobre mandos de la UCO. Santos Cerdán fue tajante: «Es un militante y nada tiene que ver con Ferraz ni con Organización».

Desde principios de 2024, según su versión, trabaja como periodista freelance. En un contexto de constantes ataques mediáticos al Gobierno, no es descabellado que una militante convencida, con formación periodística y sin las ataduras de un cargo orgánico, decidiera investigar por su cuenta lo que percibe como campañas de desprestigio.

También es cierto que las propias palabras de Leire Díez en las grabaciones filtradas desmontan su versión oficial. «Yo soy de abreviar mucho esto, no necesito a todo el mundo ahora, ¿vale? No necesito a todo el mundo: necesito a Balas», afirmó la militante socialista en una de las reuniones grabadas. Son palabras que poco tienen que ver con el sector energético. Su interés era específico y tenía nombre propio: un mando o investigador de la UCO de la Guardia Civil.

A su favor cuenta el mensaje de Díez en el chat de militantes cántabros que sugiere alguien que cree estar destapando una conspiración, no ejecutándola: «Las cloacas mediáticas son mucho más profundas de lo que parecen». Leire Díez también ha negado estar a las órdenes de Santos Cerdán, actual secretario de Organización del PSOE, y sostiene que no habló en nombre de la formación en el que milita en su reunión con el empresario Alejandro Hamlyn.

La reacción de Ferraz —abrir un expediente inmediatamente, negar cualquier vínculo, distanciarse públicamente— no se hizo esperar en medio de la confusión que reinaba en las filas socialistas. «Es un expediente informativo», ha aclarado Leire Díez, que ha limitado este proceso a que, desde el PSOE, «quieren saber qué hay». La militante socialista está «convencida» de que «no va a ir a más» y que no la «van a expulsar». «Y espero que el PSOE me defienda», ha advertido.

Díez no sería entonces una operadora del partido, sino una militante que, convencida de que su partido está siendo injustamente atacado, decide tomar la justicia por su mano sin medir las consecuencias de sus actos. Esta interpretación no la exime de responsabilidad —ofrecer pactos con la Fiscalía y la Abogacía del Estado sigue siendo grave— pero cambiaría la naturaleza del problema.

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