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Sánchez ofrece a Puigdemont mayor protección en la amnistía frente a Tsunami si apoya los decretos

El PSOE también ha ofrecido más dinero al margen del resto de CCAA para pagar concesiones negociadas con la investidura

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Carles Puigdemont ha rechazado todas las propuestas que ha recibido del PSOE para evitar la primera derrota de Pedro Sánchez de la legislatura. De ahí que para intentar salvar los decretos, Moncloa y Ferraz han puesto sobre la mesa de Junts la aceptación de las enmiendas que los separatistas plantean desde hace semanas a la Ley de Amnistía para blindar el retorno del ex president catalán. Algo a lo que hasta ahora se negaba el PSOE y con lo que Sánchez pretende seducir a Puigdemont en una negociación a contrarreloj que debe alumbrar antes del miércoles.

La cuestión radica en el artículo 2 del texto normativo, en lo referente a la exclusión de la amnistía de «los delitos de traición y contra la paz o la independencia del Estado y relativos a la defensa nacional». Por los contactos que los miembros de Tsunami -en cuya causa está investigado Puigdemont por terrorismo- tuvieron con un alto representante del gobierno de Suiza. Unas conversaciones que podrían poner en peligro su vuelta a España, tal como está redactado el texto.

Aunque la redacción de la ley antes de ser registrada en el Congreso fue consensuada entre el PSOE y Junts, con el visto bueno de los separatistas, un movimiento judicial posterior evidenció una grieta legal que no favorecía a los intereses del ex president. Es la imputación de Puigdemont por parte del juez Manuel García Castellón, acusado de terrorismo en la causa de Tsunami, lo que ha trastocado los planes iniciales de Pedro Sánchez. Los junteros pasaron de asegurar que no iban a enmendar el texto a presionar para introducir cambios que blinden mejor el retorno del eurodiputado.

Los servicios jurídicos de Junts estudian ahora esas modificaciones legales que deberán registrar en los próximos días si quieren introducirlas en el texto final. El PSOE, contra todo pronóstico, se abre a aceptarlas a cambio de que no decaigan los tres decretos que se debatirán el miércoles. Aún a sabiendas de que esos cambios pueden poner en aprietos la constitucionalidad del texto, bendecido, tal como avanzó este periódico, por el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido.

Desde el registro del norma en el Congreso, a mediados de noviembre, la versión oficial de Ferraz y Moncloa era que no se permitiría ninguna modificación de calado en el articulado para no poner en riesgo la legalidad de la misma. Cabe recordar, además, que el Gobierno remitió dicho texto a Bruselas para su estudio. Algo que la introducción de cambios importantes obligaría a la Comisión Europea a un nuevo análisis más detenido.

Los socialistas están dispuestos a aceptar ahora en el trámite de enmiendas esta alteración del documento original, para frenar su primera derrota parlamentaria justo cuando el Gobierno echa a andar. Así se lo han transmitido a Junts, que consideran la oferta insuficiente. Pues creen que, «llegados a este punto», el PSOE «no se puede echar atrás» con la amnistía «con los cambios que queramos introducir».

Una lectura radicalmente opuesta a la que hacen los socialistas. Fuentes de Ferraz consideran que el hecho de que el mismo día que se convaliden estos reales decretos, se voten también las enmiendas a la totalidad a la Ley de Amnistía, es «una oportunidad para nosotros». Pues aunque la tramitación de la norma de olvido penal no corre riesgo alguno, ya que cuenta con los apoyos suficientes para que se siga tramitando, la inclusión de enmiendas parciales por parte de Junts sí depende de la colaboración de los socialistas.

Hasta ahora Ferraz se negaba a introducir enmiendas. También en esto Sánchez cambiaría de opinión, si de Puigdemont depende que pueda seguir durmiendo tranquilo.

Junts pide empezar de cero

Junts per Catalunya ha respondido a las últimas ofertas del PSOE de forma clara: con una enmienda a la totalidad a los tres decretos ómnibus aprobados por el Gobierno. Las medidas, en general, son del agrado del partido separatista. Pero exigen un decreto por cada cuestión, negociado y autorizado por ellos, para dar viabilidad a estos cambios que propone el Ejecutivo.

El temor a que la modificación del artículo 43 de la ley de enjuiciamiento criminal en uno de los decretos ómnibus, según el PSOE por exigencia de Bruselas, pueda poner «en peligro» la Ley de Amnistía, está tras el rechazo de JxCat a dichos decretos. Los de Puigdemont también denuncian invasión de competencias autonómicas. Respecto a esto último, aprovechan la situación para rivalizar con ERC, que ya ha dado su sí al PSOE, para afearles que no defiendan el gobierno que dirigen.

Puigdemont no se fía de Sánchez

Pese a todo ese esfuerzo con nuevas ofertas imprevistas, en el marco de una negociación contrarreloj para no depender del PP, en Junts están dispuestos a torpedear la estabilidad del Gobierno de Sánchez. «No es un órdago, es una cuestión de dignidad», esgrimían este lunes desde la dirección del partido liderado por Laura Borràs y Jordi Turull, al ser preguntados por este periódico respecto a si su amenaza de no convalidar los reales decretos del Ejecutivo era sólo eso, una amenaza.

«No nos fiamos», manifiestan, ya que «nos la han intentado colar» al «aprobar un decreto sin tan siquiera sentarse antes con nosotros». Desde JxCAT advierten que «el PSOE y Sumar deben entender que están a 23 diputados de la mayoría absoluta y que antes de aprobar nada lo tienen que negociar con Junts, al revés nunca les saldrá bien». Los independentistas catalanes no se conforman con influir en las votaciones. Quieren ser parte de la elaboración de todos los textos normativos.

Y es que Junts no es ERC, aunque a muchos se les parezca. Y en el PSOE, que ya lo sabían, empiezan a darse cuenta de las diferencias entre ambos partidos. «Nos harán sufrir esta legislatura» admiten desde Moncloa.

JxCat pretende obligar a los socialistas a cruzar más líneas rojas que la ya cruzada con la concesión de la amnistía. Para evidenciar ante su electorado su utilidad frente a «una ERC entregada» a un PSOE del que «su forma de actuar nos está generando más desconfianza». En el entorno de Sánchez más de uno se preguntaba este lunes si «hay que ver si valía la pena el desgaste de la investidura para esto».

Reunida en Barcelona, a 48 horas del debate en el Congreso que debe convalidar los reales decretos aprobados por el Consejo de Ministros, la dirección de Junts analizó este lunes todos los escenarios que tienen sobre la mesa. Los que dependen de ellos y los que no. También las «contraprestaciones» ofrecidas por el PSOE hasta ese momento, a la espera de que se produzcan más y más «generosas», a cambio de que los siete diputados junteros modifiquen su voto, que sigue siendo que ‘no’.

Pero ni la visita de Santos Cerdán a Jordi Turull la semana pasada, que previsiblemente se volverá a repetir en las próximas horas, ni la última oferta de María Jesús Montero a nivel económico han convencido a los separatistas. Esperan otro documento de la vicepresidenta primera y vicesecretaria general del PSOE con «más concreciones».

Parte de esas nuevas contraprestaciones que Junts espera recibir en las próximas horas, antes de certificar su voto en contra, es en materia de cuestiones fiscales. En este caso se incluirían cambios legales que protegieran ciertas competencias del autogobierno catalán, que ni junteros ni socialistas han querido detallar a lo largo de este lunes, y nuevas transferencias económicas para sufragar la gestión de servicios recién transferidos durante la negociación de la investidura.

Turull, como secretario general de Junts, es quien está llevando la interlocución con los socialistas, junto a la portavoz parlamentaria Míriam Nogueras. Ambos hablan con Cerdán, Montero, Rafael Simancas e incluso Félix Bolaños. Pedro Sánchez ha dado orden a los socialistas de «ir con todo para salvar los decretos». Para evitar su primera gran derrota parlamentaria, un mes y medio después de ser investido. «No hay que hacer ascos a nada» bromeaba, sumidos en la desesperación, un colaborador del presidente.

Esos esfuerzos con Junts, hasta el momento, están resultando infructuosos. Por ahora, explican en Ferraz, «nadie» está hablando con Carles Puigdemont. Y eso que el ex president es quien dará el beneplácito al cambio del sentido del voto desde Waterloo (Bélgica). No se descarta una llamada de Moncloa al prófugo ‘in extremis’. Sánchez y Puigdemont tienen una reunión pendiente de agenda.

Bolaños activa el ‘plan b’ del PP

Con los junteros enrocados, Bolaños se ha lanzado a intentar seducir el PP. Ya ha llamado en dos ocasiones a su secretaria general, Cuca Gamarra. Este lunes por la mañana Alberto Núñez Feijóo rechazó salvar los muebles a la coalición de PSOE y Sumar. Reduciendo como mucho a una abstención respecto a uno de los decretos, el de la reducción de impuestos a los alimentos, su posible ayuda al Gobierno.

Ese anuncio, verbalizado por minutos antes del arranque de la reunión de la dirección de Junts, fue un espaldarazo a la estrategia negociadora de los de Puigdemont de humillar a Sánchez.

Un hipotético apoyo de los populares hubiera neutralizado la capacidad de resiliencia de Junts. Pero la negativa de Génova a salvar los decretos tal cual están, forzando a Moncloa a estudiar cambios y la tramitación como proyecto de ley, obligando al PSOE a elegir entre pactar con el PP o Junts, les volvió a situar en el lugar en el que los de Puigdemont se sienten más cómodos con Sánchez: el de actor imprescindible y habilitado para el chantaje.