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Sánchez intentará calmar a los críticos del Comité Federal: «Podemos ya no tiene poder ejecutivo real»

Pedro Sánchez Podemos
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Moncloa ha asumido que la estrategia de la confrontación con sus socios de Podemos únicamente beneficia a los morados. Lejos de la percepción inicial de que podían sufrir desgaste electoral culpabilizándolos de sus errores, el señalamiento y «la victimización les está reforzando». Y ante ese escenario, Pedro Sánchez ha decidido actuar. Este sábado, en el Comité Federal del PSOE, reclamará a los suyos «pasar» de Podemos y «no entrar en su juego» de «ataques y descalificaciones», ya que, según explicará, «ya no tienen poder ejecutivo real».

El jefe del Ejecutivo, aseguran en su entorno, «es plenamente consciente» de que la relación con sus socios es a día de hoy uno de los problemas más grandes que tiene dentro de su propio partido. Y un «factor de desestabilización importante» tanto en el PSOE como en el Gobierno. Tras las palabras de la diputada podemita Lucía Muñoz durante el debate del sí es sí, llegando a equiparar a los socialistas con «un puñado de fascistas», varios diputados del grupo parlamentario se sumaron a las exigencias previas de distintos barones a Sánchez para que rompiera la coalición. El portavoz, Patxi López, fue el que puso voz con un tono y unas palabras poco habituales en él. Pero el presidente les dijo que no lo iba a hacer. Y les pidió sosiego.

Una calma tensa con la que Pedro Sánchez espera llegar al final del mandato con la misma correlación de fuerzas actual. Con la misma dependencia que el primer día de los partidos separatistas catalanes y vascos. Aunque este miércoles, en Lanzarote, intentase lavar su imagen de socio habitual de los abertzales asegurando que «ya sabemos cómo es Bildu». Es con el partido que más cosas ha pactado esta legislatura. Pero a diferencia de cuando arrancó la presidencia de Sánchez se sabe con un as a la manga en estos meses finales: lo tiene casi todo aprobado y los Presupuestos en vigor. Puede hacer prácticamente lo que quiera sin tener que pedir muchos permisos. A lo sumo, decaerán leyes o reformas legislativas como la ley de Seguridad Ciudadana. El presidente teme que sus socios puedan repetir la operación llevando hasta el extremo la estrategia negociadora con la ley de vivienda.

Bajo ese pretexto tratará de calmar a los miembros del Comité Federal, que volverán a situar la relación con Podemos en el centro de las críticas a su gestión. Por el desgaste electoral que barones y alcaldables socialistas están sufriendo a costa de los morados. Sánchez pretende insuflar confianza a los suyos, aunque el escenario no es muy halagüeño. Ferraz confía en «revertir los sondeos» de aquí al 28 de mayo y revalidar más de la mitad de los gobiernos regionales que gobierna en la actualidad. También aspira a mantener Sevilla y recuperar Barcelona, aunque saben que no va a ser fácil. Pero por encima de todo, a nivel interno, el presidente necesita «que no haya ruido» para «que no se desvíe el foco». Durante el debate de la moción de censura tiene previsto anunciar un nuevo paquete de medidas sociales con el que llegar a las urnas rascando votos.

En Lanzarote, el miércoles Sánchez aupó públicamente a Díaz como representante del espacio podemita -en plena pugna entre la dirección morada y ella por cómo concurrir a las urnas- en un gesto muy calculado para quedar bien ante su electorado, pero no enfadar demasiado a Podemos. En paralelo, el mismo día, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se reunía por encargo de él con la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, para intentar rebajar la escalada de tensión entre los socios. Sin Díaz de por medio. Intentando sacarla del debate para protegerla electoralmente. Ese será el camino a seguir por los socialistas. Silenciar a los morados para beneficiar a la líder de Sumar. Conscientes de que sin Yolanda Díaz, Sánchez no suma para dormir cuatro años más en La Moncloa.

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