Crisis del coronavirus

Sánchez comunica a las CCAA que el estado de alarma termina el 21 de junio y lo podrán gestionar ellas

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El Gobierno central, en reunión con los líderes autonómicos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha informado este domingo a los presidentes de las comunidades autónomas que el estado de alarma durará hasta el 21 de junio y desde el 8 de junio las medidas de desescalada podrán ser gestionadas por los Ejecutivos autonómicos.

Al comienzo de duodécima reunión telemática con los 17 presidentes regionales, Sánchez ha dado cuenta de los planes del Gobierno central. Según fuentes consultadas por OKDIARIO, el jefe del Ejecutivo ha usado las siguientes palabras textuales: “Los expertos nos recomiendan dos semanas de restricciones de movilidad”. Tras estos últimos 14 días, los presidentes autonómicos tendrán capacidad para diseñar la hoja de ruta.

A diferencia de las prórrogas anteriores que eran pilotadas por La Moncloa, ahora serán las comunidades autónomas quienes tendrán la posibilidad de elegir qué medidas restrictivas se levantan y cuáles no. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid podrá empezar a aligerar restricciones en centros comerciales desde el 8 de junio tal como pedía el Consejo de Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.

Como desvelan personas presentes en la reunión por vídeo conferencia ha sido «una de las reuniones más tensas que preside Sánchez». ¿El motivo? El importante enfado de los presidentes regionales con el trato especial a las comunidades de País Vasco y Cataluña. También como telón de fondo está el pacto del PSOE y Podemos con Bildu para aniquilar la reforma laboral del Partido Popular en plena crisis del coronavirus o las salidas de tono de Pablo Iglesias en los últimos días sobre Vox y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Pacto con ERC

El anuncio de Sánchez a los presidentes regionales es posible gracias al pacto alcanzando con PNV y ERC para salvar la votación de este miércoles en el Congreso de los Diputados para alargar una vez más el estado de alarma. Se trata de la sexta prórroga.

En esta ocasión el Gobierno central cede ante los separatistas y logra su voto a favor de aumentar el estado de alarma gracias a permitir que gestionen el ingreso mínimo vital, igual que con los nacionalistas vascos. Esto se suma a la partida destinada a Cataluña del fondo de reconstrucción europeo que Bruselas entregará a España. La ejecutiva de los republicanos está reunida ahora mismo.

Pedro Sánchez, que normalmente anunciaba los sábados la petición de extensión al Congreso de los Diputados, en esta ocasión ha aplazado su comparecencia hasta este domingo, tras la reunión con los presidentes autonómicos, al no tener cerrados los apoyos, que se negociaban a múltiples bandas.

El jefe del Ejecutivo mantenía abiertas las negociaciones con Esquerra Republicana (ERC), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Ciudadanos. Cualquier ‘sí’ de los tres le servía. Le daba igual la fórmula. Por eso, en esta ocasión no se ha cerrado a nada. Él personalmente y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, han pilotado las negociaciones desde el Palacio de La Moncloa. A diferencia del resto de peticiones de prórroga la portavoz socialista, Adriana Lastra, no ha jugado el mismo papel debido al incendio que provocó el acuerdo con Bildu.

Con la ‘nueva normalidad’, tal como ha avanzado este sábado OKDIARIO, Sánchez pretende reanudar también las reuniones de la mesa de negociación con los separatistas. Aunque no forma parte directamente del acuerdo suscrito entre el PSOE, Podemos y ERC hoy, fuentes conocedoras de las negociaciones sí admiten que se ha hablado de ello y se ha pactado que fuera así.

Reuniendo de nuevo la mesa de negociación del referéndum independentista -una de las exigencias de ERC para facilitar la investidura de Sánchez y la formalización de la coalición entre el PSOE y Podemos-, el núcleo duro de La Moncloa cree que podrá volver a atraer a los de Oriol Junqueras al bloque de los socios habituales del Gobierno. La estabilidad es una de las máximas preocupaciones de un gabinete ya de por sí inestable.

El rechazo de ERC a las dos últimas prórrogas del estado de alarma encendieron todas las luces rojas en el complejo presidencial. En el acuerdo de investidura, aunque no se reflejó por escrito, el PSOE pidió compromiso a todas las fuerzas que facilitaron la elección de Sánchez para facilitar la gobernabilidad. Por eso, a menos de seis meses de tener que negociar los presupuestos generales, este viraje de los independentistas al bloque del ‘no’ siembra dudas sobre la viabilidad de la legislatura.

Socio preferente 

En Moncloa, pese a que los catalanes les han dejado tirados en un par de ocasiones -durante la tramitación parlamentaria de los Presupuestos Generales del Estado del año pasado y en las dos últimas prórrogas del estado de alarma- continuan considerando a ERC como su socio preferente. En el equipo de Pedro Sánchez consideran que el futuro de la legislatura pasa por mantener el acuerdo de la moción de censura y la investidura «al coste que sea». La desconfianza en ERC es cada vez mayor. No se fían ni de la palabra de Sánchez ni del Gabinete de coalición. A pesar de todo, están condenados a entenderse.

Todas las encuestas dan a ERC la presidencia de la Generalitat. En ese escenario, entonces, los de Junqueras deberán elegir si continuan gobernando con JxCAT, con quién la relación es muy tóxica, o si por contra exploran un nuevo pacto de izquierdas como los tripartitos que durante casi una década gobernaron Cataluña. Para este segundo escenario, que implicaría sumar también a los Comuns, el PSC es imprescindible.

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