Sánchez abre la negociación de la nueva financiación autonómica con Cataluña y se la niega a Madrid

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Pedro Sánchez y Pere Aragonés. (Foto: EP)
Carlos Cuesta

Las negociaciones del futuro modelo de financiación autonómica han comenzado. Pero lo han hecho con dos velocidades, como ya ocurriera con el actual modelo en su fase de negociación bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero: primero con Cataluña y, hasta el momento, sin mediar palabra con Madrid.

Fuentes autonómicas han confirmado a OKDIARIO que los baremos de la reforma de la financiación autonómica han sido ya planteados ante ERC aprovechando las negociaciones de los Presupuestos. Y, mientras, como han confirmado fuentes del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso a este diario, el contacto con Madrid ha sido inexistente.

La situación calca, de este modo, lo ocurrido en la negociación del actual modelo de financiación: un esquema de reparto de los fondos que se negoció con la Generalitat y hasta se plasmó en su reforma del Estatuto de Autonomía, antes de servírsela cocinada al resto de territorios españoles.

De hecho, los primeros que han levantado la voz crítica por lo que ocurre en esta negociación han sido cuadros procedentes de comunidades autónomas socialistas, que, pese a formar parte del mismo partido que el Gobierno, sin conscientes de que un nuevo esquema de asignación de fondos, otra vez determinado por los separatistas, puede volver a rebajar sus expectativas de dinero.

La dirección del PSOE ha constatado ya, de hecho, sus diferentes posturas. Planteamientos que separan a sus presidentes autonómicos en el debate sobre la reforma del sistema de financiación. Por ello, el PSOE ha acordado con ellos que este asunto se aborde dejando a un lado la «confrontación partidista», es decir, asumiendo que hablen con otras comunidades gobernadas por otros partidos. Una medida que pretende evitar un incendio mayor.

La cúpula del partido se ha reunido ya en Ferraz con los presidentes autonómicos socialistas para tratar de acercar posturas en este polémico debate, en el que existen intereses contrapuestos entre los propios socialistas. Conscientes de ello, han acordado hacer un llamamiento «a todas las fuerzas políticas, especialmente a aquéllas con implantación a nivel nacional, a trabajar con honestidad en la definición de una posición común, dejando fuera la confrontación partidista».

De hecho, ya, presidentes autonómicos como el de Aragón, Javier Lambán; el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; la de Baleares, Francina Argmengol; el de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; el de Asturias, Adrián Barbón; la de La Rioja, Concha Andreu y representantes de los gobiernos socialistas de Navarra y de Canarias, han iniciado los contactos para mantener un esquema que les permita competir con la influencia obvia y aplastante de la Generalitat y de ERC sobre el Gobierno de Pedro Sánchez.

Y es que los planeamientos iniciales de los socialistas pueden generar un potente cambio en el actual modelo de financiación autonómica. Según las premisas base, el nuevo modelo se debe guiar por la «solidaridad entre nacionalidades y territorios que componen España, con el objetivo de lograr un desarrollo económico y social equilibrado desde el punto de vista territorial», lo que abriría el camino a un mayor esquema de fondos solidarios.

«Suficiencia financiera»

Pero esas mismas bases recogen la «suficiencia financiera», en el sentido de que todas las comunidades cuenten «con los recursos que les permitan desarrollar las competencias que tienen reconocidas constitucionalmente y prestar los servicios públicos que asumen». Y esta segunda parte generaría un esquema en el que comunidades con muy elevado gasto público, como Cataluña, saldrían ganando.

Por otra parte, los socialistas defienden una «equidad en la prestación de servicios públicos para garantizar la igualdad de acceso de los ciudadanos y ciudadanas, con independencia del lugar donde residan». «La capacidad fiscal de los territorios no debe condicionar la equidad de acceso a los servicios públicos», señalan.

Y todo ello se tendrá que mezclar con el hecho de que Cataluña no quiere aportar a la cesta común. Con lo que el esquema dependerá, al cien por cien, de las negociaciones políticas. Y, ahí, por ahora, ERC ya ha comenzado, y Madrid no ha tenido ni un primer contacto.

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