A SU GRUPO EN EL SENADO

Rajoy: «Tranquilos, C’s cava su propia fosa, sus votantes no entienden que se una a Podemos y PSOE»

Rajoy
El presidente del Gobierno, en el Senado.
Luz Sela

«Tranquilidad». Es el mensaje que, en los últimos días, Mariano Rajoy está trasladando a los suyos en distintas conversaciones privadas y, este mismo martes, a su grupo en el Senado.

El presidente del Gobierno resta importancia a los últimos reveses parlamentarios-comisión sobre la presunta financiación ilegal del PP, estibadores, luz verde a la derogación de la ley de Seguridad Ciudadana-y, sobre todo, a los constantes cambios de criterio de sus socios de investidura, Ciudadanos. Más aún, Rajoy está convencido de que saldrá reforzado de los últimos bandazos de Rivera y de su acercamiento al PSOE. «Se está alejando de su electorado natural», concluye el jefe del Ejecutivo, a sabiendas de que el votante naranja fue en su día azul, y puede regresar. Rotundo, según sus colaboradores, sostiene además que «Ciudadanos está cavando su propia fosa». 

Estabilidad o elecciones

Las aseveraciones de Rajoy demuestran su excelente estado de forma de cara a unas hipotéticas elecciones. Aunque siempre ha insistido en que su prioridad es agotar la legislatura, este fin de semana ha dejado entrever que si no encuentra responsabilidad en la oposición no está dispuesto a alargar lo inevitable. «Es necesario algo de estabilidad política y que episodios como el de los estibadores que hemos vivido esta semana no se vuelvan a repetir nunca», advirtió, desde la clausura del congreso regional del PP andaluz, en Málaga.

En efecto, la histórica derrota en el Congreso del decreto de los estibadores, el pasado jueves, ha sido un aliciente más para que el presidente calibre esa convocatoria electoral y munición para los que, dentro de su partido, le animan a ella. La votación vino a corroborar a los populares «lo poco de fiar» que son los de Ciudadanos, como buena parte de sus dirigentes lamentó en corrillos a los periodistas. Más que malestar, había en las palabras una clara indignación por lo que consideraban un «engaño» de los de Rivera. El día anterior, se les insistió por activa y pasiva, reprocharon, que el grupo naranja les apoyaría en el Real Decreto para acabar con el monopolio de la estiba.

Pero Rivera repensó la postura y consumó el cambio de voto apenas unos minutos antes de que se iniciase la sesión en el Congreso. La decisión cogió desprevenido a su propio grupo y se interpretó en el PP como un rechazo a «hacerse la foto con los perdedores».  «Ellos sabrán, la gente comprueba que no tienen postura política ante ningún tema», corroboraba un dirigente popular.

«¿Elecciones? Pues pierden electores»

En las últimas semanas, ambos partidos han exhibido las costuras de una mala relación soterrada desde la firma de investidura. Que nunca ha existido sintonía entre Rajoy y Rivera es un hecho. Tampoco la hay entre sus grupos parlamentarios. En privado, ni unos ni otros disimulan en críticas, recelos y escepticismo. «No son de fiar» se ha convertido en una expresión recurrente. Del malestar se ha pasado a la indiferencia y ahora, en el PP, a la ironía de que cualquier nuevo «vaivén» de Rivera les haría ganar más y más votos.

El último pleno en el Congreso, este mismo martes, confirmó que el líder de Ciudadanos da pasos atrás para despegarse la etiqueta de «socio» del PP. El partido apoyó la propuesta del PNV para reformar más de 40 artículos de la Ley de Seguridad Ciudadana y se abstuvo ante una iniciativa del PSOE que pretende su derogación. Ello, pese a que en el acuerdo de investidura con el PP, ambos partidos ya acordaron una revisión de lo que la oposición denomina ‘Ley mordaza’.

«¿Se está preparando Ciudadanos para elecciones?», se le preguntó a una voz autorizada del PP en el Congreso. «Pues si quieren elecciones, pierden electores», concluyó, mordaz.

Foto con el PSOE… y Podemos

En paralelo, la junta de portavoces del Congreso decidía por mayoría-con los votos de PSOE, Podemos y Ciudadanos- que en el pleno de la próxima semana se incluya la constitución de una comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP. La misma mayoría tumbaba la petición del partido de Rajoy para ampliar esa comisión al resto de partidos. En fuentes de la formación naranja se justifica el acuerdo con PSOE y Podemos como una advertencia al PP de que existen «mayorías alternativas» para forzarle a cumplir las condiciones recogidas en el pacto de investidura, como la citada comisión.

Lo mismo ocurre con asuntos como la supresión de aforamientos o la limitación de mandatos, que el Ejecutivo ha dejado en impasse por su resistencia a abordar una reforma de la Constitución que pueda ser utilizada por Iglesias para plantear un referéndum. En una nueva «pataleta»-como sostienen desde el PP-Ciudadanos envió hace unos días a su plana mayor- Girauta, Gutiérrez, Prendes-a un encuentro con diputados de Podemos, se hizo la foto e incluso aceptó que la consulta era posible. «No nos da miedo», concluyó Rivera. Al mismo tiempo, en filas del PP se ironizaba con que el líder naranja estaba «descolocando» a su electorado.

Pese a todo, en Moncloa tratan de «reconducir» las relaciones con Rivera. Incluso consideran que «esto les pasa por no haber entrado en su día en el Gobierno». Una circunstancia, afirman, que  los ‘naranjas’ estarían «lamentando».

A partir del próximo 3 de mayo, cuando se cumplen seis meses de la investidura, Rajoy tendrá libertad plena para convocar elecciones. Pese a la debilidad parlamentaria, el presidente fía su horizonte a las primarias del PSOE. Si gana Pedro Sánchez, la legislatura estará echada a perder. Si es Susana Díaz, cabe esperanza para el entendimiento.

Como ya advirtió en la investidura, «aquí la responsabilidad es de todos». Y Rajoy está dispuesto a exhibir ese compromiso con los ciudadanos, con Europa y con el crédito internacional del país como principal argumento si hay que reforzarse de cara a unos eventuales comicios. Entre tanto, la táctica será la misma de siempre: esperar. Hacer gala de los ritmos «marianistas», como bromean en su propio entorno. «La política es carrera de fondo, y los hay que la ven como los 100 metros lisos», sostiene uno de sus cercanos colaboradores.

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