Sánchez deja una puerta abierta: despeja su agenda para un hipotético pacto de investidura hasta el sábado

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Pedro Sánchez y Carmen Calvo en el Congreso de los Diputados. (Foto: Francisco Toledo)
Carlos Cuesta

El equipo electoral de Pedro Sánchez sabe que, técnicamente, todavía podría haber un cambio de opinión en Podemos o Ciudadanos y comunicar su apoyo al candidato socialista. Por eso, la agenda del presidente en funciones ha dado un vuelco y se ha alterado con el propósito de liberar sus actos y poner al candidato socialista a disposición de una hipotética y casi rocambolesca sesión de investidura: que se celebraría entre el próximo sábado 21 de septiembre y el mismo lunes 23, fecha en la que vence el plazo para evitar una repetición de elecciones generales. El mismo en el que se deben convocar nuevas elecciones.

El Rey ha constatado este martes que Pedro Sánchez no cuenta con los apoyos necesarios para ser investido presidente y ha tomado la decisión de no convocar sesión de investidura. Eso quiere decir que las elecciones generales del próximo 10 de noviembre son casi seguras, salvo un movimiento de última hora. Las cuentas le cuadran porque la última votación de investidura podría celebrarse incluso el mismo lunes 23 de septiembre. Por eso, los equipos de Sánchez aún mantienen la esperanza de que un movimiento de última hora permita salvar la investidura y hacer que el socialista sea presidente de nuevo sin tener que volver a pasar por las urnas.

El presidente en funciones tiene que viajar a la ONU el próximo domingo día 22 de septiembre. La salida de ese viaje estaba ya condicionada al desarrollo de las negociaciones de investidura, y de la marcha y resultado de la ronda de consultas entre el Rey y los partidos del Hemiciclo.

Opción extrema

Pero en estos momentos, en La Moncloa se admite una nueva y extrema opción. La de que Ciudadanos pudiera llegar a repensar su postura y doblar la mano antes de esas fechas para acabar aceptando una abstención y, por lo tanto, de facto, un apoyo a la designación de Sánchez como presidente del Gobierno.

Y, por ello, el equipo de Pedro Sánchez ha planteado ya una solución de urgencia para ese hipotético giro de las negociaciones: y es que la primera votación de investidura se pudiera desarrollar el próximo sábado día 21 y, por lo tanto, la segunda votación tendría que celebrarse el lunes 23.
Para poder estar presente en ambas votaciones, Sánchez debería volver en un vuelo desde Nueva York al cierre del domingo con el propósito de estar en la votación al término del lunes.

Esos plazos permitirían respetar la exigencia legal de que a última hora de ese mismo lunes el Rey debe firmar el real decreto de convocatoria de elecciones para la fecha del 10-N. Pero todo ello pasa por un más que extraño giro en manos de Podemos y Ciudadanos.

Pero, sea como sea, Sánchez quiere esperar. Con el objetivo de sentarse en el sillón presidencial de forma estable sin tener que volver a pasa por las urnas en una repetición de elecciones generales.

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