El Papa ningunea las quejas de la Guardia Civil por el trato del clero vasco: «Rezo por todas las víctimas»
La asociación de la Guardia Civil que engloba a gran parte del cuerpo policial denunció ante el Papa Francisco la “humillación” de sacerdotes de la Iglesia vasca a las víctimas de ETA. Y ha recibido ahora la respuesta: que el Santo Padre reza por ellos. Por ellos y «por todas las víctimas».
Aprogc remitió el pasado mes de diciembre una misiva al Papa Francisco en la que señalaba que «la historia de lo que ocurrió en estos años no deja en buen lugar a la Iglesia vasca desde el mismo nacimiento de ETA; siempre estuvo más cerca de los terroristas que de las víctimas». «Muchos fueron los sacerdotes del País Vasco que ayudaron, encubrieron, aplaudieron, y sonrieron a los asesinos de ETA, y lo más grave: sigue ocurriendo hoy en día», denuncian. Por ello, la asociación pidió a Su Santidad «medidas correctoras contra estos párrocos» porque «es de Justicia Divina».
La Nunciatura Apostólica en España ha contestado el pasado 4 de marzo a los guardias civiles en nombre del Papa. Y señala que «con la presente cumplo con mi deber de hacerle llegar las consideraciones de Su Santidad el Papa Francisco». Esas consideraciones son las siguientes: “La Secretaría de Estado de Su Santidad asegura la cercanía y la oración del Santo Padre por todas las víctimas”.
Valorar cualquier infracción
La respuesta añade que «el propio Ordinario tiene la competencia en primera instancia para valorar cualquier infracción por parte de un clérigo, como se ha hecho en este caso, pudiendo el clérigo recurrir la decisión en el modo que prevé el derecho».
Es decir, que el Papa «ora» por «todas las víctimas» y que un clérigo sobre el que se mencionaba su comportamiento concreto en la carta de la Guardia Civil ha entrado en proceso para valorar su actitud.
La carta de la asociación de la Guardia Civil al Papa comenzaba recordando que «durante gran parte de la mitad del siglo XX y de este siglo XXI, la sociedad española ha sufrido con gran dolor la lacra terrorista de una banda armada llamada ETA». «Durante 50 años esta banda de asesinos ha causado un total de 857 víctimas mortales, miles de heridos, secuestros, extorsiones y sobre todo el sufrimiento de miles de personas de diferentes colectivos; 22 niños inocentes fueron asesinados, truncando así su futuro, su inocencia y la ilusión de sus familias por el mero hecho de trabajar o ser lo que eran, servidores públicos. En definitiva, incalculable el daño causado a tantas víctimas inocentes, dramas personales y consecuencias psicológicas derivadas de todo esta larga época de terror», prosigue.
Tras recordar la esencia de ETA, la carta señalaba que «la Guardia Civil, como cuerpo de seguridad, vela por los derechos y libertades de los ciudadanos en España desde hace más de 175 años, y lo hace de manera ejemplar». «Quizás por ello hemos sido los más castigados por esta banda de asesinos, más de 203 guardias civiles han sido asesinados, numerosas casas cuartel han sido atacadas con artefactos explosivos, hogares donde nosotros y nuestras familias hemos criado a nuestros hijos con la ilusión de formarlos en valores, los mismos que esta institución representa. Nuestros hijos también han sido asesinados por el simple hecho de ser hijos de guardias civiles, dos ejemplos: 5 fallecieron junto con 6 familiares en Zaragoza el 11 de diciembre de 1987 mientras dormían tras la explosión de un coche bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil, otros 5 fallecieron mientras jugaban en el patio del Cuartel de la Guardia Civil de Vich (Barcelona) el día 29 de mayo de 1991», señala.
«Episodios negros»
La asociación de la Guardia Civil añadía que «hay otros episodios negros que tampoco podemos olvidar, y que Su Santidad debe conocer». «La historia de lo que ocurrió en estos años no deja en buen lugar a la Iglesia vasca desde el mismo nacimiento de ETA; siempre estuvo más cerca de los terroristas que de las víctimas. Muchos fueron los sacerdotes del país vasco que ayudaron, encubrieron, aplaudieron, y sonrieron a los asesinos de ETA. Y lo más grave: sigue ocurriendo hoy en día», aseguran.
Como colofón de esta descripción, Aprogc recalcaba que «recientemente, en España, en una serie documental de televisión, se ha entrevistado a un sacerdote, párroco de la localidad de Lemona (Vizcaya), donde justifica a la banda terrorista ETA, relativizando sus atentados, pero no es un caso aislado, una serie de sacerdotes también de la Iglesia Vasca han salido en su defensa, y con discursos similares».
Por todo ello, como «Asociación Profesional que defiende los intereses personales y profesionales de los guardias civiles y sus familias no podemos entender que desde el seno de la Iglesia se justifique y aplauda a una banda de asesinos, y tampoco entendemos cómo esos sacerdotes siguen humillando a tantas víctimas, cuando deberían prevalecer el consuelo y el aliento necesario para superar esta triste etapa de nuestra historia».
La carta finalizaba reclamando al Papa, «como referente espiritual en esta sociedad, y como máximo exponente de la Iglesia Católica», una actitud de «comprensión y cercanía a tanto dolor de tantos guardias civiles y sus familias; y en segundo lugar la adopción de medidas correctoras contra esos párrocos que manchan el nombre de la Iglesia, su abominable comportamiento público de aplauso a los asesinos es incompatible con el ejercicio del sacerdocio».
La asociación se despedía destacando que «este mensaje sólo pretende poner de manifiesto ante Su Santidad el daño que nos siguen causando comportamientos ofensivos hacía nuestros asesinados, y más cuando proceden de personas que deberían ser comprensivas y solidarias con el dolor injustamente causado. Nos dirigimos a Su Santidad solicitando su comprensión y su intervención para poner orden y evitar que hechos como los descritos vuelvan a producirse, por respeto a la memoria de todas las víctimas y el consuelo de sus familiares. Estamos seguros de que nos atenderá, es de Justicia Divina».