Montón se acerca a Puig para seguir al frente de la sanidad valenciana tras el desplante de Sánchez
La consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Carmen Montón, ha perdido el apoyo del nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y teme perder su puesto como consecuencia de la mala gestión que ha realizado al frente de su departamento, salpicado de escándalos que le han puesto en el disparadero para salir del Gobierno de Ximo Puig. Su estrategia ahora es acercase al presidente autonómico, lo que en su propio partido se califica de “cambio de chaqueta”.
“Montón ha sido muy rápida, en cuanto supo que en Madrid no contaban con ella y sabiendo la nula conexión de Puig con la nueva dirección socialista se ha unido al presidente valenciano para tener alguna posibilidad de sobrevivir”, señalan a OKDIARIO fuentes parlamentarias valencianas.
Montón había sido una de las políticas socialistas valenciana que más había respaldado a Pedro Sánchez en su primera etapa al frente del PSOE y esperaba incorporarse a la nueva Ejecutiva una vez que el candidato ganó las primarias contra Susana Díaz. Sin embargo, sus problemas al frente de la Sanidad Valenciana han pesado más que su fidelidad al líder.
Montón ha iniciado una cruzada contra las empresas que realizan servicios sanitarios, contra los trabajadores del sector y, al mismo tiempo, ha aprobado nombramientos discrecionales que han llegado a incomodar al mismo Puig, que se ha planteado sacar a la consejera del Ejecutivo regional.
Primero empezó solicitando a los profesionales valencianos todo tipo de información acerca de la actividad privada que realizan. Exigió una radiografía exhaustiva de todas y cada una de las asistencias a congresos, jornadas, relaciones con empresas farmacéuticas y sanitarias, sin importarle que tuvieran que ver con la formación de los profesionales o con la investigación. Los médicos valencianos tienen que desnudarse ante la consejería sin pudor.
Esta exigencia de información casi coincidió en el tiempo con la polémica generada por el número 3 de la consejera, el subsecretario de Sanidad, Ricardo Campos, cuando se desveló que este alto cargo alquilaba su clínica privada y no declaraba los ingresos, que la empresa arrendataria trabaja con la consejería de Sanidad y que, además, desde que alquila la clínica a Campos factura un 50% más.
Y este caso es solo uno más de la lista de escándalos que han protagonizado la consejera y su equipo: todo comenzó con la creación de una plaza ex profeso para que una ex compañera socialista operara el puesto de gerente del Hospital de referencia en Valencia, La Fe.
Le siguieron los enchufes de la hija de la ex número 2 en una empresa pública, la colocación del marido de la consejera Montón en otra empresa pública de la Generalitat y la creación de una bolsa de trabajo “para familiares y amigos” que sirviera para desmantelar los hospitales públicos de gestión privada poniendo en la calle a los actuales trabajadores. El sindicato CCOO ha denunciado públicamente que “las contrataciones a dedo son una práctica habitual en la consejería de Montón”.
A todo ello se suma también el hecho de que las listas de espera en la Sanidad valenciana son cada vez mayores, con cinco meses de plazo para realizar una mamografía en La Fe, dos meses para que los enfermos de cáncer comiencen su tratamiento con quimioterapia en el Hospital de la Vila o un año de espera en la especialidad de ginecología del Provincial de Castellón, sin olvidar los dos años que los pacientes de cataratas deben esperar para operarse en Gandia.
Y, en lugar de afrontar el problema desde un punto de vista técnico y presupuestario, la consejera ha lanzado una campaña de propaganda política con una guía para “acabar con el lenguaje sexista” en la que pide a los pediatras que llamen “criaturas” a los niños para no hacer distinción de su género.
“Los problemas con los profesionales de muchos hospitales, los conflictos con los colegios profesionales, las infraestructuras obsoletas, las listas de espera y la necesidad de renovar maquinaria mientras malgasta el presupuesto en diccionarios sobre lenguaje sanitario no sexista parecen confirmar que la Sanidad valenciana ha hecho crack” y amenaza con colapsar. Será por eso que Pedro Sánchez no la quiere cerca”, indican las fuentes consultadas.
Ahora el principal objetivo de Montón con su nueva alianza tejida en torno a Puig es afianzarse orgánicamente en la Federación Valenciana del PSOE y aparentar fuerza frente a la nueva Ejecutiva de Madrid. Lo que no se puede obviar es que el Gobierno Valenciano es prisionero del denominado “Pacto del Botánico” con los nacionalistas de Compromís y los comunistas de Podemos que aspiran a liderar el próximo ejecutivo regional y aprovecharán la debilidad del tándem Puig–Montón para su asalto a la presidencia valenciana.
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